El enigma de la película es para mi lo que la hace realmente interesante.
Apichatpong habla de que en la película se suceden hasta siete vidas. Yo cuando leí eso ya la había visto y me quedé a cuadros. La segunda vez me fijé más y realmente sí que se notan saltos de tono a lo largo de la película. Una vida sería el inicio de los animales, un tiempo antes (o después) de la llegada de los hombres. Una segunda sería la propia vida de Boonmee en su plantación. La tercera, la de la cena, donde el reino de los fantasmas invade el mundo real. La cuarta la del famoso sueño del pez y la princesa. La quinta la de la cueva, donde Boonmee pasa de lo material (la vida) a lo inmaterial (la muerte), simbolizado a la perfección por la oposición entre la roca y el cielo que se vislumbra a la salida de la cueva (también porque, en sus últimos instantes de vida, tiene a un lado a su mujer -muerta- y al otro lado a su... ¿hermana?¿cuñada? -viva-). La sexta sería la de las fotografías, que rememoran el pasado de Boonmee como cazador de comunistas, el pasado (y presente) militar de Tailandia y todo con un poco de humor Apichatpong. Y la séptima y final sería la del mundo sin Boonmee, el futuro, pero también el pasado (de Apichatpong), pues aparece el protagonista de Syndromes and a Century, y el estilo general de esa escena recuerda al de la segunda parte de aquella película.
Esas siete partes en las que se divide la película, pueden ser siete vidas de Boonmee, vidas entendidas como reencarnaciones (la de los animales, la del pez, o la presencia inmaterial de la última) o bien como sucesos del pasado que regresan, como la de su pasado como represor del comunismo o la de los seres queridos que le abandonaron.
Pero Apichatpong también ha indicado, de manera muy leve, que la película también podrían ser siete vidas de su experiencia con el cine, pues en cada una vemos rasgos de su cine anterior. Lo que ya señalamos de Syndromes and a Century, el cuento del pez y la princesa que podría recordar al del tigre de Tropical Malady, etc... También a sus vivencias como cinéfilo, ya que Apichatpong ha comentado sus deudas con Antonioni, con cineastas de Europa del Este, pero también otras mucho menos prestigiosas como el cine de fantasmas clásico de Tailandia, al que homenajea (según él) en la escena de la cena.
Y por supuesto, tiene un valor político, porque ese mecanismo de recordar vidas pasadas, intenta traer al presente (de manera muy velada, como siempre en Apichatpong) el pasado de Tailandia, la represión contra los comunistas, el dominio de los terratenientes, etc... habría que saber más de la Historia de Tailandia para comprender esto. Recuerdo que cuando la película se estrenó en Cannes, en Tailandia hubo grandes y violentas manifestaciones contra la monarquía, muchos disturbios y muchas muertes de manifestantes, tanto es así que no se sabía si Apichatpong podría volver a su país (al final, el gobierno machacó a los manifestantes y todo volvió al status quo en el que se manejan estas dictaduras como peces en el agua). Y creo que la película refleja parte de ese clima. La zona de Nabua, donde se rodó la película, fue el lugar en el que se refugiaban los comunistas de los años 70 para escapar del gobierno, hasta que finalmente fueron masacrados. Los campos que cultivan los trabajadores de Boonmee tienen en su interior cientos de cuerpos, asesinados por orden del propio protagonista del film.
Y en fin, todos estos apuntes los voy sacando poco a poco, según veo la película. Y para mi ahí está el placer, en ir rebuscando en cada una de las vidas, tratando de establecer ideas. La película es como un dispositivo que te obliga a pensar en las imágenes, más que en disfrutarlas (que también) y en ningún momento plantea un discurso para imponérselo al espectador (como hace, por ejemplo, Brillante Mendoza), sino que Apichatpong nos reafirma en nuestra libertad como cinéfilos.
Por último, te dejo dos videos.
El primero es la rueda de prensa que dio en el Festival de Sitges. Al principio es en catalán, pero una o dos preguntas después pasan a traducir en castellano. Y bueno, tanto el inglés de Apichatpong como el catalán de la traductora creo que se entienden bien. Las respuestas que da creo que son bastante buenas, incluso una pregunta muy burra que le hace Conchita Casanovas de RNE, que Apichatpong responde con una elegancia de la que carece la periodista. Y bueno, al final aparece un freak haciendo dos preguntas sin mucha lógica y en el inglés más deplorable posible... un servidor...
Y el segundo video son extractos de una entrevista que tuve el honor de realizarle, donde Apichatpong habla de cosas bastante diferentes a lo que suele, más que nada porque las preguntas tampoco eran las habituales.
Y nada, después de este autobombo, lo dejo ya...