Es un gustazo ver de vez en cuando películas de clásicos infalibles como Yamada, magnífico como siempre en la dirección de actores y en planteamiento de escenas. Mi parte favorita de la película, la desternillante y al mismo tiempo genial recepción matrimonial, es un ejemplo perfecto de a lo que me refiero. Y también es inevitable rendirse a la evidencia del trabajo actoral de Tsurube Shofukutei, en todo momento perfecto y entrando en lo excepcional cuando se pone payasete que al fin y al cabo es lo suyo.
Quizás al final he notado las dos horas de duración, seguramente motivado por la ralentización de ritmo que se produce al caer la historia en su parte mas dramática e intimista. Nada grave.
Bueno, en definitiva que afortunadamente entre Kitano, Yamada y alguno más el páramo que por ahora parecía la temporada cinematográfica nipona de este año ya lo es menos.
Por cierto, me gustó la referencia al comienzo a la saga de Tora-san, con la que Yamada a tenido "algo" que ver (mas bien ha tenido 46 veces algo que ver
)