Bueno, ya la tenemos aquí jeje .
Creo que ya la comenté un poco con lo de Sitges, pero es una buena oportunidad para volver sobre ella... Pienso que es una película incluso importante en la obra de Kitano, una película que no es una película como las otras, aunque pueda parecer un regreso al cine de yakuzas (demasiado simple para ser verdad). Digamos que es no es una vuelta atrás y ni tan siquiera otra vuelta de tuerca... más bien Kitano ha hecho algo completamente diferente... Hasta el momento, el cine de yakuzas de Kitano era completamente único en su concepción. El cine de yakuzas clásico tenía una estructura bien definida que lo hacía discurrir generalmente por tres movimientos: una situación que se deteriora (un yakuza que vuelve de la carcel y ve como su "familia" ha cambiado, un yakuza que llega a un sitio en el que están ocurriendo cambios, cambios generacionales, llegada de otros grupos, etc.), la destrucción (ve como todo se desmorona a su alrededor, como mueren sus "hermanos", todo un lío de conspiraciones y afrentas) y la catarsis (el yakuza se ve "obligado" a acabar con sus propias manos con todos los que han generado esa situación, imponiendo lo básico: el honor, su deber). Kitano se ponía siempre en este último punto, lo cual le venía a poner la etiqueta de crepuscular. Nunca llegábamos a saber muy bien de dónde salía y qué le había pasado... Más bien asistíamos a sus últimas horas, días. Y además, a eso le sumaba algo también muy del género: la autodestrucción. Y el azul (esto ya era más bien suyo). Así su cine era otra cosa. Pero en Outrage, Kitano decide seguir todo el proceso de una forma ortodoxa, se encomanda a Fukasaku (evidente referencia de Outrage, siempre ahí) y decide buscarse a si mismo en esas referencias (lo cual se identifica en una visión absolutalemten seca y brutal de la violencia, por la que las cosas son y ya está, sin mayores dramatismos...). Eso es lo que convierte a Outrage en una obra original en la filmografía de Kitano: curiosamente el que por una vez haya decidido no ser original en el desarrollo del género. Historias como la que nos cuenta aquí hay cientos... ¡es la estructura base del género! Pero lo importante vuelve a ser su manera de afrontar la violencia e incluso su manera de afrontar la película (ese quedarse a un lado... no apartarse, sino tan solo quedarse a un lado), esa sequedad, esa frialdad, que convierten a la violencia en algo rutinario y por tanto terrible, incluso terrorífico.
Para mi, sin duda, es una de las películas del año, que será seguramente incomprendida en la medida que se sólo se conozca este género por su cine, y eso a veces es algo que se nos escapa, pero es propio de los cines de género: una película de género es siempre referencial y cuenta con que los espectadores se puedan posicionar en ese género, porque lo más normal es que Kitano (como hace) renuncie a contarlo todo simplemente porque sabe que quién la esté viendo se sabe el resto visto en otras muchas películas, lo cual le hace más libre y le permite centrarse es buscar otras cosas, en aportar algo personal.