jidaigekipedia.comEl secreto de sus ojosDespués de varios años se ha hecho justicia con esta joya del kaidan, ofreciendo un lanzamiento en DVD que deja a años luz la versión previa en laserdisc. Este segundo visionado de Ghost Story of the Snow Witch no hace sino confirmar el magnífico recuerdo que tenía de ella, y consagrarla como una de las obras maestras más bonitas de mi filmoteca.
Sinopsis: durante una terrible nevada en una noche invernal, el fantasma de la mujer de nieve se aparece a dos viajeros que buscan un gran árbol para conseguir madera. Tras matar al anciano, se ve incapaz de hacer lo mismo con su acompañante, y le perdona la vida a cambio de una promesa; que jamás cuente lo sucedido a nadie. Todo va bien hasta que el joven falta a su palabra unos años más tarde.
Cuando pensamos en Tokuzo Tanaka lo primero que nos viene a la cabeza son sus intervenciones en las sagas más famosas del jidaigeki. Sin embargo, parece que cuando más nos ofrece es cuando cambia el Periodo Edo por el Heian. El primer ejemplo lo vemos en The Demon of Mount Oe, que relataba la historia del héroe Minamoto no Yorimitsu. El segundo lo tenemos aquí mismo, en Ghost Story of the Snow Witch, de título original Kaidan Yuki Jorou. Aunque no soy capaz de precisar la era, el vestuario y las espadas tachi me llevan directamente a ese periodo histórico.
La historia comienza como las grandes aventuras, con una búsqueda y un hallazgo inesperado. El terror y el drama que se despliega ante nuestros ojos lo mueve Shiho Fujimura, la mujer de nieve (Yuki Onna). Se trata probablemente del personaje de kaidan más hechizante, hermoso, y letal, de cuantos encontramos en la literatura y el cine japonés. La muerte que lleva a sus víctimas, aunque indolora, puede ser terrible cuando va envuelta en odio, o tranquila cuando va envuelta en compasión.
En este segundo visionado no he podido evitar pensar en A Girl at Dojo Temple, la extraña película de marionetas que dirigió Kon Ichikawa en 1945. Aquella era la historia de una mujer enamorada de un hombre fuera de su alcance, consumido por una tarea encomendada por humanos, pero supervisada por los dioses. Con su último sacrificio hace realidad el sueño de su amado, y sólo entonces es capaz de llegar a tocar su alma.
La dirección artística es una maravilla, con escenas e imágenes que hablan por sí solas sin necesidad de diálogos. La ambientación de los escenarios roza la perfección, con un juego de blancos fantasmales y oscuras sombras que nos mantiene embrujados delante de la pantalla. Todo ello acompañado de una genial banda sonora a cargo de Akira Ifukube, y de unos efectos especiales discretos y bien ejecutados, que envejecerán con dignidad mientras exista el cine.
Termino el comentario haciendo referencia a la fábula de la rana y la tortuga que menciona dos veces el alguacil del pueblo. El aficionado al kaidan que no conoce esta obra maestra quedará maravillado cuando vea el océano que hay más allá del pozo en el que retoza.