Puuuuf, qué asco de película... No porque sea mala, sino porque es amargante, perfecta para pillar una depresión.
Son cuatro historias que se van sucediendo y que tienen un personaje en común con la anterior.
Primero una madre dictadora que tiene frito a su hijo con cientos de clases extras, y sobre todo el inglés, incluso le cambia el nombre a uno "americano", una auténtica bruja que está creando un futuro psicópata más que un perfecto humano capitalista listo para pisar a quien sea para ascender como ella deber creer.
Esta bruja trabaja en una oficina a la que llegan un par de nuevos trabajadores, el chico nuevo es distinto en cuanto a sus costumbres (no come carne, no bebe, no fuma...) y es marginado por los gilipollas de la oficina. Una descripción perfecta de la "presión social" para que todos hagan lo mismo y sean iguales.
El gilipollas del jefe de la oficina resulta que vive un infierno en su casa, a la que no quiere llegar nunca porque vive solo, ya que su mujer e hijos están viviendo en yankilandia para estudiar. Cuando vuelven a Corea, para hacer cursos de verano
, se ve que la mujer le tiene amargado y sólo le usa para que pague todo.
Este jefe tiene unos padres que se llevan fatal, no paran de insultarse y la mujer se va continuamente para no estar en casa mientras que el hombre no quiere salir y es un vago. Vamos, el hambre y las ganas de comer.
En realidad esta última historia ha sido la más simpática, dentro de lo mal que se tratan.
En fin, que la película no está mal y tendrá su público, pero a mí me han dado ganas de morirme.