jidaigekipedia.comUn hombre excepcionalDe la mano de Masahiro Makino nos llega esta preciosa historia del periodo Edo protagonizada por Ryutaro Otomo y Keiko Okawa. Muy en la línea de Bull’s Eye of Love, que data del año anterior y que reseñé hace unos días, se trata de una obra descafeinada que sin grandes pretensiones busca nada más que el entretenimiento y disfrute del espectador.
Sinopsis: Namino (Keiko Okawa) huye de su poderoso clan para evitar que la obliguen a casarse. A su llegada a Edo el posadero recomendado por su bisabuelo no la reconoce, por lo que se refugia en un humilde vecindario haciéndose pasar por hombre. En otra parte, un tal Akiyama se está haciendo rico gracias a las predicciones del falso adivino Doman, y su ambición le lleva a querer construirle un templo justo donde se asientan las viviendas de la nueva familia de Namino.
Protagonista indiscutible y actuación estelar de Ryutaro Otomo, en un papel que le viene como anillo al dedo y que le sitúa como antítesis del malvado hombre de Edo (traducción española del título Evil Man of Edo). Protector de los desamparados, profesor de escuela, vecino ejemplar y maestro con la espada; todo el mundo acude a él en busca de ayuda al grito de “¡Sensei! ¡Sensei!”. La bondad del personaje nos recuerda las apariciones del actor interpretando a Tange Sazen, quizás el ronin con mejor corazón del chambara.
Keiko Okawa por su parte se ve a sí misma realizando uno de esos recurrentes cambios de sexo en los que debe hacerse pasar por hombre (Senkichi) con un mínimo esfuerzo de caracterización. Las diferencias con Hibari Misora, que se mueve como pez en el agua en este terreno, son abrumadoras, ya que nuestra joven protagonista ni siquiera se molesta en cambiar el tono de voz. Lejos de reprochárselo, este hecho nos brinda algunas de las escenas más cómicas del metraje, ya que a Sanshiro (Ryutaro Otomo) le disgusta el amaneramiento del supuesto muchacho.
Puntuales a su cita con este estilo de película encontramos coreografías inofensivas y teatrales en las que la sangre y el realismo brillan por su ausencia. Emulando a Kenshin Himura, Sanshiro utiliza la espada golpeando a sus rivales con la parte que no corta, aunque, a diferencia del personaje del manga, el filo de su katana no está invertido y debe empuñarla con la hoja al revés. Este detalle provoca unos movimientos extraños en los que cada estocada se enfrenta a la resistencia y la inercia del desplazamiento de una hoja curva.
El punto final del comentario es para remarcar lo divertido y entrañable que es este título de Masahiro Makino, construido sobre los hombros de un fantástico elenco de personajes que compensan el vacío de sus carteras con un admirable espíritu de comunidad. Evil Man of Edo es una de esas películas capaces de mantenernos 90 minutos con una sonrisa en la cara, a la espera de un final en el que cualquier cosa es posible.