Madre mía, menudo peliculón... hace ya bastantes horas que terminé de verla y todavía sigo en estado de shock. Es una gran película, además de totalmente inesperada. Primero porque, por las referencias, la catalogación como categoría III y por el inicio de la película, parecía una cinta de acción, pero nada de eso. Es una película que mezcla con habilidad el drama y la comedia, que se erige como monumento generacional, alrededor de los jóvenes que vivieron el momento clave en la Historia de Hong Kong: el traspaso del gobierno de la ciudad de manos inglesas a chinas.
Y pese a que el cuarteto amoroso que plantea está muy bien, creo que en el fondo, la película precisamente trata de la identidad de Hong Kong. Empieza en un bosque de aires fantásticos para introducirse en los rascacielos de la ciudad. La película muestra la relación entre una profesora de inglés y su alumna, una mujer que proviene de China. Crystal Kwok realiza así su análisis sutil de la situación, nunca poniéndolo en primer plano, pero siempre presente. ¿Ser libre o ser una amante tratada con todo tipo de lujos? Es el dilema de la protagonista y el dilema de la ciudad. Ambas ya no recuerdan lo que fueron en una ocasión. El pasado es como un sueño: un bosque brumoso, lleno de criaturas fantásticas que fueron borradas de la faz de la tierra por los altos rascacielos del crecimiento económico.
Pero como digo, pese a esta interesantísima lectura, realizada con maestría, la película también funciona como melodrama generacional. Y tiene la habilidad, habitual por otra parte en las mejores películas hongkonesas, de capturar tiempos ínfimos, de ser totalmente fiel al momento exacto en el que ha sido filmada, de sorprendernos en cada segundo y en cada plano. Las reuniones de Michelle y Alex en el apartamento, sus salidas de compras, los juegos sexuales con sus novios... todo está filmado como si la realizadora lo hubiese vivido en primera persona. Y la fiesta sadomasoquista, todo un festín de planos imaginativos, de luces y colores, de conversaciones frescas, inteligentes, divertidas y, creo yo, sinceras, o mostradas con toda sinceridad.
Una de las mejores películas que he visto del cine de Hong Kong. Tengo que decir que pese a lo que dice glue, yo soy bastante fan de estos años del cine de Hong Kong. Los que van de la cesión de la soberanía de la isla a China hasta el cambio de siglo. En muchas de las películas que he visto de la época (no las suficientes, eso sí), en todas me encuentro con mucha amargura, con (anti)héroes que tienden a la fatalidad, con miedo a ese cambio que, si bien antaño esperaban con ansia, ahora miran con preocupación.
Imprescindible. Gracias glue por traernos esta joya.