jidaigekipedia.comLa posada de los proscritosFue la última película de Hiroshi Inagaki y seguramente un estupendo final para su filmografía, que comenzó en 1928 con
The Wandering Gambler.
Incident at Blood Pass tiene una gran dirección, un argumento sencillo, un acompañamiento musical estupendo, y una manera de contar las cosas que nos impide desviar nuestra atención de ella ni un sólo instante. Nada más comenzar la historia, un rônin sin nombre es contratado por un hombre extraño. Éste le ofrece dinero, un lugar para beber y jugar, y le anuncia que dentro de cinco días recibirá una carta con un único carácter. Ese carácter le conducirá al lugar donde habrá de esperar que suceda un evento, y cuando eso ocurra tendrá que saber lo que hacer.
No es que haya tratado de ser ambiguo en la sinopsis para no revelar nada, sino que durante más de media película esa es toda la información que tenemos. Inagaki utiliza una posada como único escenario en el que se desarrolla toda la trama, y dado el gran número de personajes que tenemos, actúa como el recipiente en el que todos ellos confluyen e interactuan. En pocos minutos pasa de ser un lugar desierto y solitario a una reunión de lo más particular. Tenemos un guardaespaldas, un jugador empedernido, un antiguo médico del Shogunato, un policía, un criminal, un viejo, y dos mujeres con personalidades muy fuertes; todos los ingredientes necesarios para que estallen conflictos cada cinco minutos.
Aparece Mifune en uno de sus papeles más característicos; la típica representación lacónica de guardaespaldas sin nombre. Resulta atractivo a las mujeres pero sin embargo se mantiene al margen centrándose en su trabajo, el cual no se limita a cumplir sin más, sino que sus propias convicciones e interpretaciones le llevan a efectuar cambios que provocan giros argumentales.
Del otro lado contamos con otro clásico: Shintaro Katsu, que encarna el papel de Gentatsu. De todos los personajes él es el único al que desde el principio somos capaces de juzgar, aunque no tengamos muy claro cuál es la función que va a desempeñar en el desarrollo de la trama.
Por último, sería muy injusto quedarse sólo en la pareja estelar del reparto y no decir nada de Kinnosuke Nakamura, que se maneja a la perfección en su rol de policía orgulloso y desconfiado. Es uno de los personajes que provocan más fricciones en el peculiar grupo que convive en la posada.
Las únicas escenas de acción llegan al final de la película, motivo por el cual no me gustó demasiado en su día. Ahora en cambio creo que Inagaki podría incluso haber prescindido de ella completamente sin que eso la hicera menos atractiva. Nuestro desconocimiento absoluto sobre lo que vamos a ver y esa frase que se nos repite continuamente en la cabeza ("va a pasar algo"), se combinan para que cada escena sea interesante, entretenida, y a veces divertida.
La juzgué mal y espero hacerle justicia ahora recomendando su visionado a todos los amantes del género.