Ésta la vi por fin hace un par de días. El cine coreano de esa época me resulta peculiarmente áspero. En este caso se trata de una película edificante, que edifica a través del retrato del derrumbe (
einstürzende Neubauten, podría decirse en alemán
). Aquí no hay moraleja como en la de The Housemaid, pero no hace falta: el mensaje se transmite a gritos a partir de, digamos, pasada la primera media hora. ¡Cuidado con la decadencia de Occidente, que será también la de Oriente! No les faltaba razón, en mi opinión
La película me ha gustado, mantiene una interesante historia y apartado musical.
Sí, la música está muy bien, pero esta peña se pitorreaba de los copyrights: todas las piezas que reconozco (mayormente swing de 1935-1942, un pelín anticuado para 1956 a pesar de lo «moderno» de los personajes que lo bailan) me suenan a grabaciones originales, y lo mismo con los mambos de Pérez Prado que suenan (el «Cerezo Rosa» y «Qué rico el mambo»). La banda se esfuerza intentando que parezca que sí, que tocan ellos