jidaigekipedia.comLlevados por los diosesSinopsis: los barcos del Shogun pasan cargados de oro por la costa de Sabai. Tres años atrás, treinta pescadores con sus mujeres y familias desaparecieron de un pueblo después de haber encontrado el botín de un barco hundido. Nunca se supo que pasó con ellos, así que se solía decir que fueron llevados por los dioses. Magobei (Tatsuya Nakadai) es un samurái que estuvo presente el día de los hechos, y ante la posibilidad de que la historia se repita decide enfrentarse a los responsables.
Interesante película de Hideo Gosha, y sin duda una de las mejores de toda su filmografía. La trama vuelve a centrarse en el oro, el tema que monopoliza sus chambaras, y lo utiliza de nuevo para mostrar lo flexible e inestable que es la moral del samurái cuando se le presenta la oportunidad de enriquecerse. En el extremo del mal, el que aglutina todo contra lo que Magobei lucha, está su suegro Tatewaki (Tetsuro Tamba), y entre ambos, actuando de forma extraña y casi indiferente a los hechos, tenemos a Fujimaki Samon (Kinnosuke Nakamura).
Goyokin es estupenda desde los créditos iniciales, con la escena a cámara lenta de la comitiva que recorre la playa ante un océano dorado. Justo después, y poniéndonos la piel de gallina como en el mejor suspense, exploramos con Oriha el aterrador pueblo fantasma de la costa, dominado por los cuervos y rodado con planos asfixiantes. Desde ahí hasta el final no hay nada que sobre, y cada toma lleva el sello de calidad de Gosha.
Las escenas de acción están bien coreografiadas, aunque se salen un poco de lo normal. El ruido de los golpes es tan exagerado que se utiliza el mismo sonido para la espada desnuda que para la vaina. Nakadai emplea una extraña técnica en la que apunta la katana hacia atrás y cruza el brazo izquierdo por encima del antebrazo derecho. No sé mucho de kendo, pero se me antoja una estupidez teniendo en cuenta que se reduce el alcance y la potencia. Por suerte podremos verle luchar hombro con hombro con otro de los grandes del género; el señor Nakamura. La batalla de la bahía no deja ver muy bien la acción por desarrollarse de noche, pero sólo la fotografía ya hace que valga la pena presenciarla, desarrollándose mientras las olas rompen contra las rocas y bañan los pies de los samuráis.
Como digo, una obra fantástica de principio a fin, con buenas actuaciones de todos los implicados, buena música, buenos escenarios, y varios momentos para el recuerdo. El cierre de Goyokin es igualmente espléndido, y gran parte del mérito es de los percusionistas enmascarados. Una dirección artística de lujo en este imprescindible que, utilizando la expresión pugilística "pound for pound", es para mí el mejor chambara de Hideo Gosha.