jidaigekipedia.comLa trampaSinopsis: durante su viaje al templo de Nikko, el Shogun Iemitsu planea hacer una parada en el Castillo de Utsunomiya, hogar del clan Honda. Anticipando su llegada, el mercader Kagiya y el chambelán Kawamura preparan una trampa para eliminarles a él y a su séquito, garantizando la sucesión de Tadanaga, el hermano pequeño. Para dificultar las cosas a los conspiradores intervendrá el agente del gobierno Ryutaro, cuya lealtad le hará enfrentarse a multitud de peligros.
Lo primero que hice al terminar de ver la película fue documentarme sobre el incidente en internet, por si estuviera inspirado en algún hecho real. Aunque no encontré nada al respecto, todas las reseñas situaban la trama entre 1623 (ascenso al poder de Iemitsu) y 1633 (harakiri de su hermano Tadanaga). Recurriendo a la literatura me dispongo a ofrecer una versión alternativa que hará que las piezas encajen y dará sentido al momento y lugar elegidos por el director.
Por Nobiliaire du Japan, del misionero francés Jaques Edmond Joseph Papinot, sabemos que el clan Honda sólo tuvo control del feudo entre 1619 y 1622. Antes y después de esa fecha fue el clan Okudaira quien gobernó, tal y como se dice en el tercer volumen de A History of Japan, y como ratifica Stephen Turnbull en The Samurai Sourcebook. Por lo tanto, el año en que se ambienta la historia es 1622, y el joven Daimyo del complot es Masazumi Honda. Puede que lo que nos cuenta The Ceiling at Utsunomiya sea un motivo plausible para que Hidetada le desterrara ese mismo año. El que Iemitsu aún no hubiera sido investido oficialmente como Shogun por el Emperador es un hecho que ofrece margen de maniobra al guionista, ya que no implica que no llevara unos meses ejerciendo el cargo compartido. En Annales des Empereurs du Japon incluso se menciona un viaje de Hidetada a Nikko en 1622, lo que podría justificar que nuestro Iemitsu acudiera a su encuentro.
Además del turbulento contexto político, en el que podéis profundizar con Shogun's Samurai, la acción es el otro elemento fundamental de la trama. Dos de los protagonistas son hábiles espadachines que no dudan en desatar el infierno cada vez que desenvainan. Lástima que las coreografías sean tan débiles en ejecución. Demasiado teatrales para mi gusto, envejecen la película diez o veinte años, recordando al cine de The Pot worth a Million Ryo.
Incluimos esta cinta en el género kaidan por el espectro vengador que aparece llegando al desenlace. Breve, discreto, y efectivo, así fue el primer coqueteo de Nobuo Nakagawa con los fantasmas que caracterizan el jidaigeki que le conocemos hoy día. Al igual que sucede en Onibaba, estamos tan metidos en el realismo de la trama que cuando llega la parte sobrenatural nos impacta de forma especial. Es un contacto tan sutil que juega más en el terreno de lo psicológico que de lo fantástico, y por eso funciona tan bien.
Como conclusión, recomiendo el visionado de la película, pero no la considero un imprescindible del género, ni mucho menos del jidaigeki. Nakagawa ofrece una historia entretenida en un marco histórico interesante, con interpretaciones discretas y escenarios simplistas. No creo que sorprenda o decepcione a nadie.