Buf, vaya absoluta ida de olla. Por un lado no la puedo considerar una maravilla por su simpleza argumental pero por otro es anodadante en cuanto a su absoluta locura y sinvergüencería. Un sinsentido con toques obayashianos que me pareció como un nexo entre el cine psicodélico japo de los 80 y la comedia friki que a partir de los 90 empezaría a tomar forma tal como la conocemos hoy en dia.
Eso sí, hay algunos momentos que ya pasan a formar parte de mis "big moments" del frikismo nipón.