Me ha fascinado y desencantado a partes iguales... en realidad más lo primero que lo segundo. Es por lo tanto, en el sentido más amplio, un film irregular, condición que suele ser engorrosa e irritante para la mayoría de los films, pero que a veces, a ciertas excepciones tocadas de gracia, le dan una personalidad y un atractivo muy interesantes. La película que nos ocupa se sitúa entre ambos ejemplos: su irregularidad no llega a irritar, pero tampoco juega a su favor, es extraña y (casi) esencialmente neutral.
Que no es Cyclo es evidente, pero ciertas maneras de ésta laten irreprimibles bajo la piel de I come with the rain.
Sabiendo que no iba a ver Cyclo, no porque sea única ni irrepetible pieza clave del cine asiático de los noventa ni de la filmografía del director, sino porque uno espera algo diferente de semejante producción (y de casi una década sin hacer cine), me he encontrado justamente con eso: un director todavía con fuerza y maestría haciendo un producto con la esencia de su cine: la personalidad.
Anh Hung vuelve al terreno del thriller sin venderse, confeccionando el material con un profundo carácter personal y autoral. Porque a mí lo que más me asustaba, sinceramente, tras leer el aluvión de malas críticas y contemplar el vasto horizonte de ceños fruncidos, era encontrarme con una película de acción sacada de un molde, gris, vulgarizada(/despersonalizada), con multitud de escenas gratuítas hechas para venderse mejor; y lo que finalmente he visto es, a dios gracias, un producto fresco y original, coherente a pesar de sus evidentes altibajos.
La película eleva el vuelo (con perdón de Fdez. Santos por fusilarle la expresión) en dos de las obsesiones recurrentes y más afortunadas de su director: el uso de la música y la estética. La esencia, o lo esencialmente remarcable del film, recae en esos dos pilares: el musical, y el fotográfico, separándolo de todos los demás engranages que configuran la factura. Son las escenas musicales las que, conjuntamente con la iluminación, proporcionan verdadera entidad a Vengo con la lluvia.
Todo el principio de la película, justo hasta el punto en donde el yonki secuestra a Lili, la prostituta, me pareció deslumbrante, con uno de los prólogos más fulminantes que haya presenciado.
Luego la cosa, como hemos dicho, va subiendo y bajando.
Es, de sobra, la película más dura y salvaje de Tran Anh Hung, de una violencia gráfica muy elevada. Por fortuna yo logré tolerar las escenas más fuertes de ver, aunque también hay que decir que me esperaba, después de lo que había leído, algo bastante más insoportable y desagradable.
Fuera del apartado técnico, la historia está tratada con mucha inteligencia, o mejor, la trama, que te atrapa y te sacude, está contada y estructurada de forma fascinante, con la inserción de los flashbacks en los mejores lugares.
La historia de redención del personaje principal (el título de una reseña en IMDb da en el clavo: Touched by evil, a journey to meet good) me parece muy interesante, y, aunque no llegue a confundir ni a despistar, la entramada estructura de historias paralelas que se van cruzando entre sí es compleja y nos proporcionan un truculento, tortuoso y perturbador paseo por el infierno, tanto exterior como interior, culminado con un final portentoso.
Me gusta:
-El exótico crisol de actores.
-Las connotaciones religiosas/bíblicas tanto en la historia presente como en la pasada.
-Elias Koteas como uno de los asesinos más monstruosos e inquietantes del cine.
-Esos cortes abruptos en las canciones.
-Ciertas secuencias con estética de videoclip.
-Las actuaciones. Me quedo con todos, también con Josh Hartnett, a pesar de los detractores de un actor que a mí nunca me ha hecho ni fú ni fá, muy cierto, pero que en el papel del torturado ex policía Kline me ha convencido plenamente. Tran Nu Yen Khe me parece una actriz preciosa que pone el afortunado punto de sensualidad a la película pero sí, sus lloriqueos llegan a cansar.
-El empaque digital, pese a chocar en ciertas secuencias nocturnas.
-Las camisas de Byung-hun Lee y su papel de sensible y lacrimoso hijo de puta.
No me gusta:
-Demasiados torsos masculinos desnudos y sudados expuestos esencialmente para comensales femeninos (y masculinos).
-Ciertas escenas con estética de videoclip.
-El uso abusivo de los mismos recursos estéticos y de efecto una y otra vez (y ahora, contradiciendo una parte importante de lo que dije antes, diré que uno de esos recursos que Anh Hung usa hasta el desgaste es precisamente la música, y, más concretamente, el rollo videoclipero que se da con ésta y con la cámara en numerosas ocasiones: la secuencia en la que el prota está buscando su objetivo con los prismáticos y su posterior persecución por los pasadizos iluminados de Hong Kong es directamente risible... a no ser que sea metafórica, en ese caso sería aún más risible), atascando la fluidez de la historia, perdiendo así el hilo de la fuerza y la capacidad de subyugar de esa impecable primera parte.
Breves apuntes:
La traducción tiene algún que otro fallo garrafal (tal vez derivados de los subtítulos portugueses) hacia el final de la película, erratas que voy a corregir en breve. (P.ej: Al final el asesino le dice al prota take it, que es cógela, refiriendose a la pistola, sin embargo en los subtítulos pone reza (?)).
No sale el actor español Simón Andreu en la película, creo que es una errata, mutada a bulo, del IMDb (he mirado uno a uno los títulos de crédito y no he leído su nombre).
Creo que el título original es finalmente en su versión inglesa, y, aunque sea una producción esencialmente francesa, de vietnamita sólo tiene su director, creo.
El IMDb reza: France | Hong Kong | Ireland; lo de Irlanda no lo sé, pero lo de Hong Kong sí es muy cierto, y más allá de la contribución española en el equipo técnico: Juan Ruiz-Anchía como dire de foto; y en el equipo artístico: un enigmático y sugerente Eusebio Poncela ("nuestro" imperecedero y arrebatado José Sirgado) como el detective Vargas, la película también tiene producción española: Morena Films trabajó en el equipo de producción.