Ostia, que despropósito de final
. ¡Una de las mejores películas hongkonesas del año destruída en cinco minutos, que no son más! Impresionante.
A priori teníamos de todo: el guión (y la dirección) de los guionistas (y uno de los directores) de Infernal affairs: Alan Mak y Felix Chong. La música (muy buena) de, entre otras muchas y precisamente, el compositor de Infernal affairs, Comfort Chan (al que le debemos la puñetera manía que tiene ahora el cine hongkonés de meter esos coros por todos lados), dos coreógrafos de acción excelentes, en fín, todo es técnicamente impecable y además un reparto de lujo: Lau Ching-Wan (el mejor), "negrito" Koo, Daniel Wu, Alex Fong, Michael Wong (los años no pasan por él... sigue igual de inexpresivo y con su inglés de siempre), etc. etc. Y la película lo agradece. Te devuelve a otro cine, te devuelve una cierta emoción, tensión, sorpresas (y más en la línea del cine hongkonés actual), e incluso una cierta turbiedad dada por el tema.
Pero cuando uno estaba tan contento y pensando a que se debía referir Glue con lo del final, pegan un doble salto mortal y voilà, todo a tomar por saco, dejándonos con unas ganas tremendas de ir a buscarlos y abrirles la cabeza por ser tan chapuceros... porque el final es chapucero a base de intentar... en fín, no digo más... Ya lo veréis. La película es de no perdérsela, y de nuevo (y empieza a ser costumbre) anotamos un final impropio que nos deja un regusto amargo... Que cruz...