Royston Tan (sí, ese cineasta amante de los números) vuelve con 12 Lotus al músical (ahí estuvo en su anterior película, 881, y en algún que otro cortometraje)... para ser exactos a un terreno entre el musical y el melodrama, y también la comedia, pero poco... no hace reir demasiado... porque es triste... Si en 881, película con la que comparte más de una cosa, empezando por parte de sus intérpretes, el melodrama era llevado al extremo y el musical también, en este caso todo fluye en un punto intermedio, suspendido de algún lado, por el que el señor Tan consigue seguramente postularse como uno de esos directores imprescindibles del sudeste asiático, capaz de narrar con una vitalidad extraordinaria desde los presupuestos más complejos. Aquí, en un brillante juego de guión, se dedica a contarnos la historia de una de estas cantantes coloristas y populistas, cuyo padre, que no era ningún santo, ya le advirtió sobre los peligros de los hombres, cosa que tarda tan sólo unas pocas horas en comprobar. Eso producirá un cambio brutal en su vida, aunque no para ella, que se queda instalada en ese instante. El cineasta traza un recorrido absolutamente extraordinario por su vida, una vida pequeña, sí, pero inmensa, y lo hace con sensibilidad, sin caer en ningún momento en lo fácil.
La banda sonora es magnífica, las interpretaciones lo son, la escenografía un lujo, la película es grande, quizás la más grande de su autor, el conjunto imprescindible.
La película se lanzó en Karagarga hace cinco días y ya no tiene fuentes (nos la bajamos dos personas, y yo, para bien o para mal, necesito mi ancho de banda para el emule). Da igual, porque tampoco parece quererla nadie más. El mundo, como bien indica la película, a veces es de una completa estupidez... Ahora la podéis bajar por el emule: no hagáis lo mismo que ellos
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