Vista, y agradecido por el subtitulo.
Bueno, hay un poco de intereses creados ya que esta directora
es una de mis favoritas, sin embargo, me parece que entre una
suave parsimonia -un tanto onírica, otro tanto contemplativa-
le ha dado unas buenas bofetadas al entorno sociocultural japonés
y eso me parece estupendo ya que su visión crítica no decae
en toda la película.
Y en virtud de esto mismo, me ha encantado el tratamiento que le
ha dado al "plano físico" en el film. El abordar ese plano tanto
desde la sexualidad como de la corporalidad de sus protagonistas
ha sido uno de los fuertes de la película. Aunque no es una película
"de piel", aborda mucho el tema del cuerpo desde estas 2 dimensiones
antes mencionadas.
La ausencia de un idioma en común marca la tendencia de la expresión
corporal más que la linguistica, lo que hace que se destruya la idea
banal y hasta carnal del cuerpo dentro del sistema de relaciones que
los protagonistas entablan. Casi de manera literal, los personajes son
lo que expresan desde su corporalidad, no hay pensamientos que intermedien
las relaciones y eso hace que el tono argumental tenga simpleza y profundidad
lo que guía la igualdad, por sobre las diferencias físicas y culturales de
los protagonistas. Así, los cortes de pelo, los masajes, el contrapunto con
la vida espiritual sobre la material, además de la figura del "monje" -que da
para más texto-, son elmentos que ayudan a desarrollar esta idea.
En base a todo lo dicho, lo tremendamente meritorio es que desde el comienzo
a nosotros tambien nos hace participar. Nos despoja de ideas y pensamientos y
nos obliga a manejarnos desde nuestros "cuerpos". Esta es la razón por la que se
cree estar viviendo una ensoñación, una historia sin límites claros; una realidad
contada y otra que imaginamos que esta pasando, pero donde tampoco sabemos
con certeza que puede pasar y qué experiencias podemos cosechar a través de esa
convivencia con el film.
Como todas sus películas, creo que le doy un imprescindible.