Porque si se hacen las obras es para que alguien las vea (da igual el contexto y el circuito)
No necesariamente, o dicho de otra manera, son dos cosas completamente distintas, no necesariamente complementarias. El proceso creativo no se da en función de lo que vendrá, sino de lo que es. Ningún artista pinta o dibuja "para mostrar"; se pinta o se dibuja porque no se puede dejar de hacerlo. Lo que ocurre después ya no forma parte del mismo proceso. Si se decide mostrarlo y es bien recibido, genial, y si no, da lo mismo. Ningún artista que se precie anda por ahí reclamando reconocimiento. Uno sabe cuándo la obra es buena y cuándo no. El resto con frecuencia es, como decía Woody Allen, un malentendido.
En mi experiencia personal, con el correr de los años le tomé tanto la mano a los jurados que podía hacer exactamente lo que sabía iba a ir directo a algunos de los tres primeros puestos en cada tipo de concurso o salón. El arte está lleno de convenciones, y esas convenciones están constituidas casi exclusivamente por el mercado. Y digo "casi" porque obviamente hay ciertas cuestiones formales que necesitan estar presentes para hacerte un lugar. Pero esas cuestiones son las que menos les interesan a los artistas, por eso es que, generalmente, los premios no alcanza a paliar la frustración que deja el saber que lo mejor que sos capaz de hacer nunca va a ser valorado hasta que se abra una brecha en el establishment para esa corriente. El circuito de salones y galerías apesta, y cuanto más se posiciona uno en él, más se aprende a odiarlo, porque no hay nada más patético que ser premiado por gente vacía y mediocre, como a la que Javier Martinez alguna vez le dijo "qué pena me das, jamás te sentirás, dentro de ti, en el cosmos sin porqué".
al nombrar a Duchamp (siendo el padre del arte contemporáneo
Amén...
En todo caso Duchamp fue un tipo influyente dentro de
una corriente del arte contemporáneo, y lo fue más como teórico que como artista en sí. Marcel era un tipo copado, pero como plástico no podía ni limpiarle los pinceles a Picasso... Los dadaístas eran, ética y conceptualmente, mucho más artistas que él, que jugaba a ser urticante pero nunca se movió un milímetro por fuera del establishment burgués.