Segundo largo de Woo Ming-jin, algo alejado de su anterior Monday Morning Glory y más cercano al estilo que demuestra en algunos de sus cortometrajes. Si hay otro director en la “nueva ola” con el que se puede poner en relación, ese es Ho Yuhang: elipsis brutales, narración preferentemente visual, pocos diálogos, alternancia de planos cerrados, centrados en los actos cotidianos que se repiten, y planos amplios, que abren espacio hacia la naturaleza... Las consabidas influencias, de Hou y Tsai, aunque esto es decir poco, ya que se pueden notar en muchas películas asiáticas actuales. Lo que menos me gusta es que a veces lleva demasiado al extremo el mutismo de sus personajes. Lo interesante aquí es como se construye el sentido a partir de escenas cortas aparentemente independientes. No faltan elementos sobrenaturales y simbólicos: animales envueltos en misterio, ritos ancestrales y el mar, y una extraña epidemia, se extiende por una zona rural y deja sin dirección clara a un joven delincuente y a un viejo pescador. Estos personajes curiosamente parecen alejados de toda modernización. Woo además va dejando caer de forma bastante sutil una crítica a la discriminación social y a las políticas del gobierno hacia el colectivo chino, todas ellas puntuadas con escenas de humor absurdo.
En fin, otra buena muestra de cine malayo, y para mí una de las mejores películas del año. Sin embargo, sigo esperando esa gran obra que eleve a estos cineastas al nivel de los maestros en que se inspiran.
Una crítica de Robert Koehler :
http://www.variety.com/review/VE1117934246.html?categoryid=31&cs=1&p=0