Pues aunque parezca mentira, ahora la veo, aunque bueno, cada cosa tiene su momento, y supongo que le tocaba cuatro años después. El caso es que me ha resultado muy divertida, pero por encima de todo, creo que está a un nivel muy superior a todo lo que he visto en esta línea de neogore (si es que dejaron de hacerlo alguna vez) o películas con protagonistas femeninas estupendas, enfrentadas a los más variados engendros (siendo ellas mismas engendros de algún tipo). Que Nishimura esté detrás, supongo que marca la diferencia y de qué modo. La imaginación aquí es desbordante, como la sangre. Esa mezcla del Japón de un siglo atrás (los trajes son la leche, pero el coche de policía con su peculiar techo...), con un Japón futurista, le permite ofrecerle a la película un colorido de personajes y formas brutal, algunas de las cuales formaran parte ya de lo inigualable en el género (eso que se suele imitar hasta la saciedad, vamos). Por lo demás, todo es exageración, pero es que de eso se trata: quién es más bárbaro. Y a Nishimura, no creo que se le puede ganar fácilmente: por mente retorcida, técnica y clase para poder realizar sus despropósitos.