Bueno, finalmente es 16:9 (sólo hay que ver la película para verlo). He intentado solucionarlo en la medida de lo posible corrigiéndolo con el mpeg4 modifer, un programa que cambia parámetros del avi sin recomprimirlo. Así, programas como el VLC o mi reproductor de sobremesa, lo interpretan ya bien. Seguramente en otros, tendréis que hacerlo de forma manual. De modo que, importante: el aspecto correcto es 16:9 y ha cambiado el enlace, cancelar y volverle a dar al de la ficha, que ya está bien. De paso, he eliminado 10 minutos del ripeo que eran simplemente una pantalla en negro. No molestaba mucho (eran 30 megas más de fichero), pero bueno, ya que estaba...
Y bien, ahora la película. ¿Qué decir? Dos grandes misterios por resolver: con que diablo ha pactado Nelson Yu Lik-wai para ser capaz de hacer una fotografía tan rica y bella en digital, y segundo, cuando Jia Zhang-ke hará una mala película, o una película mediocre, o una película menos buena... Realmente, Useless vuelve a ser algo más...
Hay algo en cine de Jia Zhang-Ke que me atrapa desde el primer instante al último... Lejos del estatismo que impera en el cine actual (y más en el cine actual de autor), su cámara flota, es ligera como pocas, se desliza, busca, no busca, largos planos secuencia de una hermosa calidez... La película no se detiene, no hay tiempos muertos, los planos son los justos, las distancias son las justas (muy importante en un documental, que después de todo, pienso, es una cuestión de distancia), los tiempos son los justos. Todo es justo en su cine y no podemos imaginar que cualquier cosa, hasta el más mínimo objeto, hubiera tenido otra manera de ser filmado.
Algunos críticos le han reprochado acercarse a unas condiciones tan precarias de trabajo de una manera tan bella... dulcificándolas... Una estupidez más... Para Zhang-Ke, todo tiene el mismo valor... La diseñadora de moda más actual y el último sastre de un Shanxi natal... Luego todo tiene que ser filmado con el mismo "amor", con el mismo apego... que se resume en ese plano, genial, en el que abandonamos un coche último modelo para quedarnos un pobre hombre, modelo antiguo (de esos que no pasan nunca de moda, también es cierto). O como abandona la tierra vista como un objeto decorativo, a la tierra vista como algo que está ahí, pura sustancia y naturaleza...
Como en su cine, todo suma, las sensaciones se van agolpando, y llegamos al final en estado de éxtasis ante tanta pureza visual, ante tanto cine... De nuevo se ha producido esa trasmisión de los sentimientos, y Jia Zhang-Ke ha logrado volver a emocionarnos, por lo que cuenta y por como lo cuenta... No conozco los límites de este hombre, pero pienso que con la humildad con la que rueda, no los encontrará nunca, porque es uno de los últimos cineastas verdaderamente libres.