¡Qué sensibilidad y qué sentido del humor tan elegante derrocha la señora Ogigami en sus obras! Esta me ha gustado incluso más que Kamome shokudô. Una excelente llamada al relax, a la sensibilidad, a la humanidad y a la inteligencia emocional, necesaria en este mundo tan atacado de los nervios y tan deshumanizado en que nos ha tocado vivir.
Recomendabilísima. Gracias por el ripeo, Pazguaton.
Por cierto, ¿alguien la está traduciendo? Si no, me pongo yo.
Saludos