“The avenging fist (“el puño vengador”) se conoce extraoficialmente como la adaptación cinematográfica del videojuego de Namco “Tekken (Puño de Hierro)”. En los títulos de crédito de la película creo recordar que había algún aviso sobre que no era una adaptación del videojuego. Además, en el caso de que se tratase de una adaptación se habrían meado fuera del tiesto. No hay ningún parecido con el videojuego “Tekken”, si exceptuamos el personaje de Stephen Fung, cuyo aspecto es muy similar al de Hwoarang, un luchador coreano que apareció por primera vez en la tercera parte de la saga. El resto no tiene nada que ver. Incluso está más cerca de otros videojuegos, ya que el malo, Combat 21 (Roy Cheung, ¿quién te ha visto y quien te ve?), es un primo hermano de M. Bison de “Street Fighter II”. Se le podría buscar un parecido a Wang Lee Hom con Kazuya por la forma de su peinado, pero ya está. Desconozco quien levantaría la liebre diciendo que esto era “Tekken” llevado a la pantalla, pero huele a truco publicitario que tira de espaldas. El caso es que como adaptación o no del videojuego, “The avenging fist” es un bodrio de dimensiones descomunales. Está ambientada en el futuro, y en los primeros planos nos da la sensación de estar viendo una versión pobre de “El quinto elemento”. Pasados esos primeros planos nos damos cuenta de que no es así, y que los diseños de interiores son cutres salchicheros y que la ambientación futurista no es mas que un camelo.
Ensañarse con la trama es tarea inútil. El cine de Hong Kong no se caracteriza por contar buenas historias en general, por lo tanto podría empezar destrozándola por la parte de las actuaciones. Si digo que son ridículas me quedo corto, y hay algunos momentos que son para echarse a llorar de lo patéticos que son (por ejemplo, cuando Yuen Biao se echa las manos a la cabeza cuando se le cruzan los cables). No me explico como actores de categoría como Sammo Hung, Yuen Biao o Cecilia Yip, se prestaron a trabajar en semejante esperpento. Y para manejar el timón tenemos a Andrew Lau, director de la magnifica “Infernal Affairs”, por decir su obra con mas repercusión.
La película se resume en una sola palabra: insufrible. Nos encontramos un choque generacional entre actores consagrados y la nueva ola de actores, niñatos imberbes mas preocupados de su peinado de electroduende y que han pasado más tiempo delante de un espejo diseñando su imagen que practicando artes marciales, junto con unas muchachas esqueléticas a las que la talla 36 les queda holgada. Tanto la vieja guardia como la nueva se pelean por ver quién actúa peor y yo no sabría decir qué bando sale ganador en esa contienda.
Lo que mata a la película es la acción, para mas inri firmada por Corey Yuen, quien supongo se pillaría una cogorza de cazalla y no la soltó hasta finalizar el rodaje. Es la única explicación plausible que le encuentro a semejante despropósito. La acción prácticamente no existe y es sustituida por planos epilépticos llenos de efectos especiales para enmascarar la inutilidad de los chavales protagonistas. Sammo y Yuen Biao, viendo que iban a cobrar lo mismo peleasen bien o mal, se adoptan a esa forma de rodar, evitando doblar el lomo y sin tener que esforzarse en demostrar que aún conservan sus habilidades marciales. Incluso sale de forma fugaz Ron Smoorenburg, el experto en karate que le ponía las cosas difíciles a Jackie en la pelea de la azotea en “Who am I? (1998)”. Pues ni a éste pobre le dejan dar una patada. Todas las luchas se basan en rayos, concentraciones de energía, vuelos por los aires y mierdas varias. Si hubiesen rodado unas escenas de acción normalitas, o incluso regulares, la valoración sobre la película seria totalmente diferente. Pero no fue así, la cagaron a base de bien.
La participación de estrellas de la talla de Sammo Hung o Yuen Biao, quien tiene su pequeña aparición como padre del protagonista, no es razón suficiente para tragarse este pestiño.
En resumen: actuaciones malas, escenas de acción pésimas, gran elenco de actores y muchos efectos especiales. Armaos de valor y paciencia si queréis terminar de verla.
