Bueno, pues alucinado me he quedado... Porque me resulta inaudito que esta sea la primera obra de este hombre, y que encima tuviera la edad que tenía... (aunque bueno, Rimbaud escribió toda su obra antes de los 19 años
... digamos que ya no estamos para estas cosas...).
Porque vamos a ver, esto es un documental, cierto, pero Raya Martin no se conforma con plantar la cámara ahí delante y esperar que le hagan la película unos cuantos testimonios... Incluso no se conforma con plantarla delante del paisaje... y ya, en el colmo de la osadía, deja quietecito el botón del zoom y no va dando brincos por ahí para que se vea que lleva la cámara en la mano... No, Raya Martin realmente quiere ser director de cine... con lo que eso implica o implicaba... es decir, quiere poner en escena las cosas... incluso la realidad, si es que la realidad como tal se puede plasmar de forma documental... Es más, no quiere que las cosas se adapten a él, él se adapta a las cosas... Así, cada instante, cada persona tiene su puesta en escena... Cada espacio tiene un modo de aproximarse a él... Desde como rueda una boda sin nunca acercarse demasiado (incluso ese instante inicial que nos remite a L'Atalante de Vigo), a como rueda el testimonio de una separación con la cámara encima... Desde como deja que su cámara se pose sobre los objetos pero no sobre las personas, a como las sigue, se vuelve hacia ellas.
No sé, a mi me ha parecido un documental ejemplar, lleno de inteligencia y de respeto por aquello que documenta... Una pequeña joya a no perderse...