Corren tiempos difíciles para la dignidad del cine de entretenimiento... afortunadamente, To no defrauda.
Es evidente que "Mad detective" no forma parte de lo más rutilante de su filmografía, estoy de acuerdo con esas comparaciones que hacéis con otras de sus películas. También estoy de acuerdo en los manido de su presupuesto de partida porque, ¿cuántas películas orientales hemos visto con el mismo punto de arranque? ¿cuántas armas reglamentarias pierde esta gente? Desde "El perro rabioso" no son pocas las veces que hemos visto esta situación. Incluso con el mismo To en su fascinante "P.T.U."... pero ello no supone mayor problema: el componente sobrenatural, como muy bien señala Maedhros, es lo que marca el devenir de la historia.
Es ahí cuando empecé a inquietarme. Personaje extravagante con graves desórdenes psíquicos pero brillante en su trabajo. Pánico me daba; detesto a estos personajes. Sin embargo, su presentación... es buena. El inspector Bun no se nos presenta como un entrañable pero competente rarito. No, parece un psicópata. Y sus compañeros lo perciben como tal. No le ríen las gracias. Lo toleran por su brillantez, pero el recelo está ahí.
Y luego tenemos el lado sobrenatural. Otro terreno amplísimamente frecuentado en el mundo del cine: las personalidades múltiples. Ahí sí que ya estaba asustado de verdad. Odio con todas mis fuerzas las películas en las que un personaje se convierte en otro, y luego vuelve a ser el de siempre para, más tarde, volver a ser el de más allá. Siempre hay un "yo" muy malo y otro muy bueno, que generalmente distinguimos por el gran trabajo de los actores a la hora de poner y quitar miradas aviesas (el de las miradas es el malo), disimular cojeras o ponerse guapo... Pero creo que To juega muy bien sus cartas también en este caso. No soy muy ducho en la materia pues generalmente evito las películas de tal subgénero, pero diría que lo más fácil es presentar los cambios de personalidad como posesiones. En ese caso, el personaje sucumbe a la voluntad de su otro "yo", el maligno, el más fuerte. También puede haber diferentes cambios, diferentes personalidades, pero, por lo general, es el mismo personaje, el mismo actor, con un variado catálogo de tics y aspavientos variados lo que marca la presencia de una u otra personalidad. Por último, está la presencia física de múltiples personalidades. Ello suele confundir al espectador, por eso en la mayoría de las ocasiones no se descubre el pastel (que todos son "yo") hasta el final, en un sorprendente giro de guión.
Pues bien, To nos pone en situación desde el principio. Las diferentes personalidades están casi siempre ahí. Esperando a saltar en cuanto pueden. No son fantasmas; son la personalidad, más o menos compleja, de las personas a las que acompañan, lo cual da para situaciones interesantes (la mujer de Bun ya no es la misma. Bien, pues parece que la mujer que fue "sobrevive" en el recuerdo de su marido, pero se ha "desprendido" de la persona física de la cual ya no forma parte. Ella ya no volverá a ser la misma) y alguna brillante: la escena del restaurante me pareció tremenda, mostrando explícitamente la cantidad de conflictos internos que modelan nuestro comportamiento. Inquietante, esa es la palabra.
De todas formas a mí también me pareció que, aunque de duración ajustada (afortunadamente), a la película le sobran minutejos. La investigación policial se dispersa a media película para abordar la complejidad personal y vital del ex-detective Bun... concretamente, las escenas de la moto y el restaurante me la hubiera ahorrado. El personaje ya estaba más que retratado y su situación personal meridianamente clara. No hacía falta más.
Menos mal que al final vuelve a remontar y éste se resuelve de una manera tan negra, tan To. Y eso que no deja de ser otro tópico, un clímax tradicional, pero el tema de las personalidades le da su punto. Estupendo el tiroteo, como no podía ser de otro modo.
En fin, que ojalá todas las películas de entretenimiento fueran como esta, entretenidas por encima de todo, dinámicas y ligeramente complejas, no más de lo necesario, autoconscientes de su posición en una filmografía de lo más coherente. Le casco 4 estrellas.
Dos curiosidades:
Me pareció muy llamativa la sub-trama de la delincuencia organizada india. Acostumbrados a Hong-Kong como coto privado de las triadas... cosas de la globalización, supongo, que como también lo es que la moto de la película sea una italianísma Ducati Multistrada.
Creo que ya lo comenté alguna vez pero, ¿Cómo es posible que a estas alturas de siglo XXI haya cuerpos de policía que como arma de dotación reglamentaria tengan un sencillísimo revólver de 2" pulgadas de cañón y calibre .38 Spl? No sé, con las dimensiones y la población de Hong_kong... ¿tan controlada está la actividad criminal que no resulta necesario renovar un equipamiento más propio del bolso de señora que de obligada uniformidad en cuerpos y fuerzas de seguridad? Curioso.