Ummm, no sé. A mi estas películas me dejan tan absolutamente frío... Estos días estoy recuperando mucho cine de los años noventa hongonés, y la palabra que me venía a la cabeza al verlas era "emoción". Ese cine me emocionaba y emociona, me corta la respiración por momentos, me inquieta, me hace reír, los personajes me son simpáticos o terribles, lo vivo. Algo como Bullet and brain no se puede vivir. Es una película como lo pueden ser cientos. ¿Qué está bien hecha? Ya, bueno, quizás. Imagino a los coreógrafos de acción desesperados. La cámara en las narices, que paro la imagen, que la vuelvo a parar, que la paro otra vez, que acelero, que ralentizo, remonto, dos minutos, a la mierda. ¿Eso qué es? Hay más trabajo en peinar a los actores que en escribir el guión. Antes todas las películas eran igual con ligeras variaciones y nos importaba un pimiento. Ahora me molestan. Sí, esa es la palabra. Estoy cansado de jovencitas chinas, de actores jóvenes repeinados, de vehículos ingeniosos, de planos currados, de bandas sonoras de videojuego, de finales felices, de malos que hacen sonrojarse (el de esta... por dios... pero para qué está el director, cómo se puede hacer tan, pero tan mal...), de que le tiñan el pelo a Eric Tsang, de que Anthony Wong no mate a nadie a cuchilladas y de que Francis Ng vaya de guapetón por la vida y ya. Esto no es el cine hongkonés. El cine hongkonés era otra cosa. Esto puede estar hecho en cualquier sitio.
No sé, para pasar el rato como podría pasarlo con infinidad de cosas... Pero yo no quiero pasar el rato, yo al cine hongkonés le pido eso: que me emocione. Pero ni por esas... En fín...