Pues la verdad, me sorprendió, y bastante. Más allá de la localización exótica de Bangkok (supongo), la peli tiene un ritmo endiablado, y la historia te atrapa desde el comienzo. No inventa nada nuevo, pero se siente fresca y, a pesar de que es una historia mil veces vista, podríamos decir, también se siente original, con personajes relativamente apartados del cliché. Me gustó también el personaje y la actuación de Aaron Kwok, entre lo inofensivo, lo entrañable y lo involuntariamente cómico. Lo único en contra, ciertas cámaras en mano y el uso de sonidos atmosféricos en determinadas escenas.
También me gustó la iluminación que, si mi ripeo no estaba mal, se veía muy oscura, pero creo que es parte del encanto. A ver la segunda...