Realmente el cine hongkonés se entrega a los hermosos y esculturales cuerpos de Donnie Yen (que carisma le sobra) y Louis Koo, algo que ya adelantó el propio Wilson Yip con el final de SPL, y que luego ejemplificó en la delirante (por decir algo) Dragon Tiger Gate. La constancia del propósito se manifiesta en unos créditos finales que es un breve "making-off" del film. Y es que realmente hay ocasiones en las que Yip se toma las cosas muy de coña (o al menos lo aparenta), como esa secuencia del pollo explosivo tan deudora de Hitch. Por lo demás, uno se pregunta si merece la pena aguantar 60 minutos de trama inerte para el broche final (eso sí, muy grande). La pelea es acojonante, y al menos Yip no permite que el sabor se diluya y cierra rápido la película, lo cual le honra.
Saludos