Bueno, pues ya la he visto (baja realmente rápida
)... Lo fácil es decir que es un Cinema Paradiso (me imagino que lo han sacado del diccionario de cine comparado, porque a cada cosa le corresponde algo... Amelie, Antonioni, Felliniano, Kafkiano, Tigre y dragón,... En fín...). Pero ¿qué tiene esta película que ver con Cinema Paradiso? ¿Qué el protagonista es un proyeccionista? Ah, vale... Si es así... ¿Qué salen trozos de películas (pocos, casi ninguno)? Bueno, pues también... ¿Qué se cierra una sala? Ah, bien, no sabía que Goodbye, Dragon Inn era el Cinema Paradiso taiwanés...
Si es que... Si esta película me tiene que recordar algo, más que Cinema Paradiso, sería otra película que apenas nadie cita por lo general y que es del mismo año: Splendor, de Ettore Scola, y que también era una bella reflexión sobre el cine, el cine que cierra... Pero es que realmente, Mr. Cinema no va sobre el cine, por mucho que también haya un cine que cierra: va sobre Hong Kong. Es un nuevo ejercicio nostálgico melancólico con tintes de melodrama y apuntes de comedia, en el que asistimos a la vida de una familia, en la que el padre (un Anthony Wong desconocido y tremendamente convincente), pro-chino, sueña con viajar a aquel país, y es una alma bondadosa, mientras su mujer (Teresa Mo) tiene que sobrevivir con lo que hay, espíritu que se le transmite al hijo (Ronald Cheng), y la relación de desencuentros de éste con la hija de sus vecinos (una Karen Mok haciendo de adolescente con sus 37 años... y lo bueno es que da el pego, convirtiéndose en un ejemplo a seguir para la gente como yo
).
En fin, tragicomedia nostálgica, no sobre el cine, sino sobre el ser (o haber sido) hongkonés, entretenida, sin sorpresas (ni buenas ni malas), que vale la pena ver aunque sólo fuera por las interpretaciones, pero que además es una buena película...