El nombre de Tan Chui Mui ya anda en boca de muchos tras el triunfo de su primer largometraje, Love Conquers All, en festivales de la talla de Pusan o Rotterdam, el jovencísimo IndieLisboa, además de Hong Kong y Friburgo. Pero lo cierto es que ya había llamado la atención en el ámbito internacional con el corto que nos ocupa, A Tree In Tanjung Malim, cuando fue premiado en el Festival de Cortometrajes de Oberhausen, uno de los más importantes del mundo en este formato. Seguramente sea el más conseguido de su breve filmografía, y personalmente, de los tres que posteo hoy es el que más me gusta. El cine de Tan Chui Mui, no se aleja demasiado de las propuestas de algunos de sus compañeros de movimiento, y como ellos, confía en una cierta primacía de la imagen, del gesto del actor y de lo que se esconde tras las palabras. Aquí plantea una ficcionalización de un recuerdo de su juventud: una joven de 17 años y un hombre de 34 vagan por la ciudad, comen y charlan despreocupados. Y en el aire se nota una cierta pasión entre los dos, potenciada tal vez por la sensibilidad y la mente de la joven a medio camino entre la inocencia y los profundos cambios que operan a esa edad. La cita al Middlemarch de George Eliot ofrece una pista determinante. Y así, en un episodio insignificante, lo que no se dice y lo que no se muestra adquiere una importancia fundamental.