He de reconocer que antes esta película, primera de Edward Yang, he topado con una cosa: el argumento. La historia de una pianista que regresa a Taipei y se encuentra con una vieja amiga, hermana de su ex-novio, con el que no se pudo casar por cuestiones familiares, sirve a Yang para construir una película extraña... Extraña porque podríamos pensar que nos va a contar la vida de la pianista y su relación con el hermano, pero no, realmente la película es sobre la hermana (una Sylvia Chang tremenda) y sobre su matrimonio, este sí, por amor (pese a los intentos del padre en la misma dirección). Y claro, la estructura es bastante curiosa y por momento de descolocaba totalmente. Dicho lo cual, Yang vuelve al tema central (y único) de toda su filmografía que es Taiwán, y como la vida de las personas se ve alterada, influenciada, condicionada, por el devenir de un país, en este caso, obsesionado en cierto modo por el éxito... Para los curiosos, Hou Hsiao-hsien tiene un pequeño papel de ejecutivo entusiasta en la misma...
Sin ser una obra menor, ni mucho menos, quizás es la que más frío me ha dejado de toda su filmografía...