Bueno, en vista de la respuesta a mi pregunta, debe ser que nadie ha visto o tiene Happy together, de modo que hablaré un poco sobre ella... Así, por si alguno tiene ganas de bajarla, se le quitarán definitivamente las ganas
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Había visto Happy together, varias veces, en las condiciones más diversas, ninguna excepcional. Aún así, Happy together se me imponía como la mejor película de Wong Kar-Wai. Ahora, tocaba verla en el Cine Doré de la Filmoteca Española, lugar en el que nunca antes estuve, con esa sala orientalista, tan azul (como aquel otro cartel de la película, que está ahí, en una pared de esta habitación), en la mejor compañía posible, quizás la única para ver una película que trata de la intensidad, de la intensidad de las relaciones, de vivir, de filmar, desde una intimidad difícil de compartir: excepto con ella.
Porque la intensidad debería ser algo innato al cine... Filmar con esa urgencia con la que rueda Wong Kar-Wai un Hong Kong que se le va de las manos (un Hong Kong bonaerense, pero Hong Kong...), ante ese gigante chino que llega y que les absolverá, irse a sus antípodas para hablar de lo mismo, bajo la cámara nerviosa, vital y bella, tan bella, de Christopher Doyle, y esos decorados decadentes, de fin de siglo, de últimos días de la humanidad, de William Chang, esos tres que quizás ya no volverán a estar juntos, y que era el cine, sin más, un arte del tiempo sí, de la duración, pero también de la mirada... Hablar de encuentros y desecuentros, de una pasión desenfrenada, pero no de cuerpos marmóreos a los que hay que mojar para que brillen, para sacar planos de gotas de sudor que resbalan, no, más difícil, dos hongkoneses extraviados, perdidos en una geografía extraña, en un cuarto terrible, junto a una lámpara imposible y una televisión minúscula... Un Tony Leung Chiu-Wai de pasión calculada, un Leslie Cheung al que adivinamos pulsiones suicidas (pero nada de cortes de venas... morir lentamente, suicidarse sí, pero durante días, años, toda la vida...). Actores inmensos que no necesitan artificios ni luces prostibularias para trasmitir esa pasión, les basta un gesto, dejarse caer en una acera, bailar un tango en una cocida estrecha, bajo la música mítica de Piazzola... Que lejos quedó todo...
Happy together es quizás el punto final de Wong Kar-Wai... Luego vendrá otro... peor, mejor, diferente... Pero Happy together quedará ahí como la cumbre de todo un cine, de todo un (pequeño) país, en el que la intensidad era otra cosa que no necesitaba miles de figurantes... La épica de dos personas que se desean y que se pierden para volverse a encontrar y volverse a perder y volverse a encontrar...