Estamos ante un filme de mas de dos horas y media y con 68 personajes (con multitud de caras conocidas, logicamente), en el que poco a poco y mediante el formato de falsas entrevistas televisivas se van desgranando los múltiples detalles que rodean a un asesinato múltiple cometido en un bloque de apartamentos. De esa forma Obayashi da la oportunidad a decenas de personajes no solo de explicar su relación con el crimen sino también de hablar de sus propios asuntos, y de esta forma desarrollar aparte del argumento de base multitud de microhistorias que hacen que esas casi tres horas de película vuelen.
Otra cosa, otro asunto, otros diretes, es el trabajo del maestro. Evidentemente el viejecito anda ya alejado de sus radicalidades psicotrónicas de décadas pasadas, pero eso no significa de ninguna manera que haya vulgarizado sus formas. Sigue rodando de forma distinta, única y original, y además con un arte que deja en evidencia a la mayor parte del cine moderno. Su trabajo de planos y fotografía es una absoluta delicia.
Qué bien contar con un comentario tan completo como este de
sesilu para poder remitirse a él y limitarse a añadir unas pocas anotaciones y comentarios adicionales
¿Y por dónde empiezo, ahora? «68 personajes»: bueno, yo en los fotogramas que salen al final con los créditos he contado 72... Hay que decir que el reparto que figura en la ficha es una cosa arbitraria a más no poder pero que, curiosamente, sería igualmente arbitrario sustituir por otra lista: en efecto, esta es una película
sin protagonistas, o, si se prefiere, con tantos y tan desjerarquizados, que es imposible hacer un top 10 o un top 5. Yo creo que el «principal» sería el personaje de Ittoku «ojeras» Kishibe, en la medida en que ejerce de cicerone y «acomodador» no en el cine sino dentro de la película. Pero si eso encaja en la definición de «protagonista principal», yo soy Julio César, como decía aquel grupo vasco. Este detalle «menor» creo que de suyo ya es un indicador de que nos las tenemos con una película de un director nada convencional.
Obayashi. Como siempre, con los niños y los/las jovencitos. Esos acnés en primer plano. Esa corporalidad tan cercana de sus películas... El personaje «Nobuko» (Saki Terashima), con sus increíbles sandalias (increíbles, por la entidad, la sustancia, que consigue Obayashi adherirles) y ese paraguas esgrimido cual lanza de samurái, sería una grandísima candidata a ese imaginario top 10. Pero ¿qué pasaría entonces con ... y... y... y...? ¿No merecerían salir con igual derecho?
Otras cosas importantes que habría dicho resulta que las dice sesilu en el mensaje que he copiado. Esos desvíos constantes con las microhistorias, lo no-esencial, lo que no viene al caso, que sin embargo siempre resulta, extrañamente, interesante, aun cuando es una película en la que, la primera vez al menos, reina por completo un suspense que le trae a uno frenético hasta cerca del final y que, en otra película, hecha por otro director, habría imposibilitado la degustación de esas continuas distracciones y desvíos por los cerros de Úbeda, que habría (uno) maldecido con todo su corazón. ¿Cómo lo haces, Oba? Este hombre es un mago.
De las rarezas habituales del Obayashi de los setenta-ochenta algo queda. Esa imposible ventana en el bar del yayo cowboy... ¡pardiez, cómo se nota que son fotos!
Y hacia el final hay varias más: un cielo en puesta de sol, el descenso de cierto personaje por la parte exterior del edificio y su posterior remontada angelical...
El que tuvo, retuvo
Ah, Obayashi tiene un pequeño cameo hacia el final, es el melenas canoso (de espaldas y luego un poco de escorzo) del equipo de filmación...
Por mi parte, recomendadísima peli de misterio la primera vez, y muchas más cosas
spoilerla segunda vez he notado mucho más la parodia de los "realities" por ejemplo, llena de divertidísimos detalles.... ¡Nomura vive! ¿Oyes,
Silien?