Japon, comida tradicional, costumbrista, frescura argumental, finlandia, sólidos personajes, exotismo, intrínseca...
No tengo la fórmula exacta para juntar todos los adjetivos calificativos que definen este film y hacer una buena crítica. Soy incapaz de escribir fluidamente los sentimientos que me aporta visionar esta clase de obras. Nada de lo que suelo escribir me gusta ni a mí. Así que a partir de ahora intentaré ser más versátil en lo que se refiere a mis opiniones personales o críticas.
La directora de la reciente "Megane" (por cierto, la tengo pendiente todavía) nos transporta fuera de su país de origen, directamente a Helsinki, Finlandia. Es un país muy frío del nordeste de Europa, pero estamos en verano y hace buen tiempo. La protagonista: Sachie, a montando un negocio en la ciudad, aunque parece que no le va demasiado bien. De momento su único cliente es un joven finés que estudia su misma lengua, al que nunca cobrará por ser su primer cliente. Más adelante Sachie topará con otros personajes, que llenarán el cupo de interés del espectador hasta el final del metraje.
Hay quien afirma la inspiración de la directora nipona hacia el cine de Aki Kaurismäki “director contemporáneo finés dedicado al cine indie” para realizar esta película y es posible, no me cabe duda. Pero hay que decir también que su excelente gramática cinematográfica brilla por si sola. Su intachable fotografía fue el último empujón hacía el micro universo que había creado. 8/10