Sinopsis:
El comandante Nelson, del submarino Explorer, estudia el mito de King Kong, que le fascina, y aprovechando unas reparaciones se acerca a la isla de Mondo, donde según sus investigaciones debe habitar Kong. Mientras, en el Polo Norte, el pérfido Doctor Who tiene una base secreta, en la cual ha construido un émulo robótico de Kong, Mechanikong.
King Kong se escapa, pese a lo que muchos piensan, no es una secuela de King Kong contra Godzilla (Kingu Kongu tai Gojira, 1962), también de Honda. En esta ocasión, los orígenes se hallan en Estados Unidos. Y es que este film era un derivado de la serie de animación The King Kong Show/Sekai no Osha King Kong daikai, coproducción de los americanos y los japoneses entre la Rankin Bass Productions y la Toei. La serie de televisión se estrenó en Norteamérica el 6 de septiembre de 1966, mostrándonos a la familia Bond, asentada en la isla de Mondo en los mares de Java, y donde conocerán a un amigable King Kong, a quien protegerán de las pérfidas manos del doctor Who, quien, entre sus creaciones tiene un émulo robótico del simio llamado Mechanikong.
A la hora de trasladar los dibujos a imagen real, Rankin/Bass se asociaron con la Toho, posiblemente porque Toei sólo disponía de los derechos del personaje en animación, y la Toho ya había abordado al simio de la R.K.O. La tarea de escribir el guión fue adjudicada a Shinichi Sekizawa, responsable de algunos clásicos de la productora nipona como Mosura (1961) –más conocido por su título americano Mothra- o Godzilla contra los monstruos (Mosura tai Gojira, 1964), ambas de Ishirô Honda. El resultado, titulado “King Kong vs. Ebirah: Operation Robinson Crusoe”, fue rechazado por Arthur Rankin debido a que había perdido la esencia de la serie animada; ese guión se reaprovecharía para convertirlo en la base para otra película de la saga Godzilla, la deliciosa Los monstruos del mar (Gojira, Ebirah, Mosura: Nankai-no Daiketto, 1966), de Jun Fukuda. Así pues, el proyecto fue destinado a otro guionista, Takeshi Kimura, quien bajo el seudónimo de Kaoru Mabuchi dio en el blanco.
Los resultados semejan una especie de mezcla entre la serie televisiva Viaje al fondo del mar (Voyage to the Bottom of the Sea, 1964-1968) y la saga cinematográfica de James Bond por aquellos años. Aquí, al contrario de la serie originaria de animación, no tenemos a la familia Bond, sino al comandante Nelson del submarino Explorer, y que guarda un evidente parecido con el Sean Connery de aquellos años (el actor americano Rhodes Reason).
Decíamos que no se trata de una secuela de King Kong contra Godzilla, pero resulta inevitable efectuar comparaciones: ambas películas comparten mismo realizador, director de fotografía, músico, técnico en efectos especiales, algún actor..., e inclusive uno juraría que se recicla el disfraz de Kong, aunque con diversos cambios en la máscara facial, a la cual se le ha otorgado un par de ojos con párpados, que parecen estar siempre al borde del llanto, y un mecanismo que le permite efectuar muecas con los labios. Y de esa comparación sale vencedora la presente, muy superior en todos los ámbitos: posee un guión mejor hilvanado, una puesta en escena más trabajada, los efectos especiales son muy superiores, y los actores funcionan mejor. Y, en especial, carece de ese infantiloide humor que lastraba tanto su predecesora.
En el campo de los efectos especiales hay cambios en el disfraz de Kong, a quien, por lo demás, el actor que lo porta otorga movimientos de mayor similitud simiesca. Mechanikong, por su parte, es toda una joya de diseño, un hermoso robot que semeja portar una armadura nipona medieval. Inclusive las otras criaturas que se nos brindan, un tiranosaurio y una serpiente marina, están resueltos con convicción, y el primero es una interesante aportación al bestiario japonés, pues tanto las creaciones de la Toho como su rival la Daei siempre habían ofrecido criaturas que, aún partiendo de animales pre-existentes, derivaban hacia cierto desvarío surrealista por medio de maridajes extraños; aquí, sin embargo, el tiranosaurio se brinda medianamente efectivo, y gracias al excelente montaje se alternan planos de un suitmatronic –permítasenos el neologismo- y una marioneta, ofreciendo una pelea rodada y coreografiada con convicción.
El clímax final está al nivel de todo, con un enfrentamiento entre el simio y su émulo robótico, y donde este último será el encargado de efectuar el homenaje a la versión clásica, ascendiendo la construcción oportuna con la chica en la mano, en este caso la Torre de Tokio, mucho más pertinente que el edificio del parlamento del título previo. El resultado es una excelente película de evasión, una especie de versión cinematográfica de los cómics de Mytek el poderoso, una delicia fílmica para saborear sin prejuicios.
Anécdotas
* Títulos paralelos: The Revenge of King Kong / King Kong Strikes Again / King Kong's Counterattack. * La actriz Linda Miller fue doblada por Julie Bennett.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)