Bueno, pues ya la he visto y le pondría entre un ver y un imprescindible. Me ha parecido una película muy interesante, aunque he de decir que el cine de terror no es mi fuerte con lo cual carezco de referencias y luego igual va y la ve alguien y piensa que de original no tiene nada... pues bueno.
La película en realidad está a medio camino entre el cine de terror y el thriller, más decantándose hacia este último. En realidad, no juega las bazas habituales del género y se decanta por una vía alternativa, de la que no puedo revelar mucho, pero vamos, que no juega al susto continuo (aunque no lo evita). Luego, tenemos ciertos puntos habituales en el cine hongkonés: un cierto sentido de la fatalidad y bueno, que nadie es imprescindible en una película (lo cual crea una cierta tensión, puesto que no vale eso de... como es el protagonista no le pasará nada... eso no quiere decir que aquí le pase algo a Shu Qi... o sí jeje).
Shu Qi y Alex Fong mantienen el tipo, aunque el pasar miedo no sea especialmente lo suyo, y la película se sostiene firmemente por una desmejorada Karena Lam y el niño protagonista, que tiene unos ojos la mar de expresivos y una manera de expresar el miedo que no olvidareis fácilmente (eso y su manera de llorar). Y bueno, eso, que lo que empieza como una película de terror al uso toma a los pocos minutos unos caminos bien curiosos... No os confieis.
Pues eso, una película totalmente recomendable (que destaca dentro de la producción honkongesa del pasado año), para amantes de ambos géneros o del buen cine, que además trata un problema que aquí tenemos bien presente: el problema de la vivienda (que como bien sabemos algunos se presta perfectamente al cine de terror... y eso que la película sólo trata de pasada del tema de las hipotecas... sería para evitar la calificación de Categoría III
).