Gracias a OZN.
A pesar de sus más de 3 horas de metraje, esta película resulta una auténtica delicia. Uno de esos film para dejarse llevar, verlo y escucharlo pausadamente y sin prisas. Rodada en un color sepia, con una fotografía espectacular; dirigida y realizada con gran pulcritud y belleza; acompañada de una banda sonora excepcional; y con buenas interpretaciones (la del conductor de autobús – Koji Yakusho es enorme). La primera mitad ronda entre los dramas personales de los protagonistas metiéndonos de lleno en cada uno de ellos y un trasfondo de misterio por los casos policiales. Sin embargo, luego se convierte en una road-movie interior, con poquísimos diálogos; donde todo las cosas que van pasando es lo importante. Notable alto.