¡Hola, comunidad!
Qué alegría que os guste a los que la vais viendo.
A mí también me gustó mucho cuando la vi, cuando la traduje y cuando la repasé. Y eso no lo aguantan todas la películas.
La verdad es que con las prisas de hacerle la retro al director y las de tener los subtítulos en un plazo que no pasara de vergonzoso, dejé la ficha sin sinopsis ni comentario. Pero como no soy amigo de hacer resúmenes lineales de la trama, con lo que vosotros decís basta y sobra.
Sí querría comentar unos momentos tremendos; de esos que, cuando la estás traduciendo, ves cómo el guionista (aquí Shindo, nada menos) va preparando y el director ejecutando (esto de traducir subtítulos se está convirtiendo en
otra manera de ver las películas, mucho más consciente de todo eso que al verlas fluye sin que repares en ello, mucho más atento a cómo director y guionista apuntalan la historia).
Al grano: cómo paran el ritmo de repente, cuando el padre les recuerda la pobreza de la que huyen, que el barniz de comedia del guión no ha hecho explícita aún. Ese trepidante diálogo deteniéndose de golpe, los
snade remarks (las pullitas, vaya) muriendo de repente; silencio y un primer plano de cada uno, recordando por qué viven como viven. Una estupenda demostración de control narrativo (¡grande Shindo!). Y los otros momentos son los diálogos interiores. Una vez, en el balcón, dialogando realmente uno con otro, sabiendo lo que el otro está pensando y contestándole sin necesidad de hablar; las otras veces, en esas escaleras blancas, simbólicas, no sé si representando la conciencia, la ambición o la confesión, pero desde luego escenario de las únicas cosas que cuentan los protagonistas y no son mentira.
Por lo demás, el tipo de humor, que me recordó en algo al enorme Okamoto; la puesta en escena teatral, con ecos de noh; y la actuación de Yûnosuke Itô me recordaron a esa otra maravilla titulada Oh Bomb! Y no es que tengan mucho que ver las historias, pero sí cómo están contadas. O al menos eso le parece a uno con tiempo por medio.
Vaya, que un placer.
