Bueno, pues aquí traigo otra película de Tatsumi Kumashiro. Es raro que no estuviera, porque es una de las más famosas y, en mi opinión, una de las mejores, o al menos una de las más características. Pertenece al género de "cine dentro del cine", puesto que nuestro protagonista es un director de pinku eiga (Shin Kishida parodiando a Nagisa Oshima) que pierde a su actriz principal (la gran Meika Seri) porque se queda embarazada. Entonces, en una visita al dentista (guiño a Daydream), descubre a la mujer de sus sueños, a la actriz perfecta para sus películas, que es ni más ni menos que la diosa del cine pinku, Naomi Tani, que interpreta a una mujer tradicional que se verá arrastrada a las oscuras aguas del pinku.
Así, como véis, la película tiene mucho de sana autoparodia, pero también puede servir como "documento" de cómo se trabajaba en aquella época, siempre en presupuestos ajustadísimos (el director de la película realmente va al dentista para grabar gemidos de los pacientes y luego reutilizarlos en la banda sonora) y con directores y técnicos viviendo casi en el umbral de la pobreza.
La película tiene el estilo habitual de Kumashiro, algo sucio y descuidado. Pero como siempre, es una impresión falsa, ya que si uno se fija bien, se dará cuenta de que tiene detalles muy complejos, como un largo plano secuencia final con un montón de posiciones de cámara. Así era Kumashiro, capaz de lo mejor y de lo peor, y en parte ahí está su atractivo, en sus cambios de tono, en su humor ácido e incluso desagradable. Las escenas de sexo generan malestar, debido a la distancia clínica en la que se mueve, siempre con largos planos secuencia, como si se tratase de un documentalista que filma el apareamiento entre dos animales.
No sé qué más puedo deciros de Kumashiro para que os animéis con él. Es un director con el que hay que establecer una relación recíproca, que el espectador ponga de su parte también. No es un seductor, como podrían ser Konuma o Tanaka, ni tampoco es un subversivo como Wakamatsu, ni un esteta de la violencia como Hasebe. Fue un director de prestigio en los 70, e incluso Ichijo Sayuri llegó a estar en el número 23 de mejores películas de la Historia del cine japonés en la lista de Kinema Jumpo. Pero ahora está desaparecido, víctima de un tiempo que desprecia un género menor y de explotación como el pinku.
Y también destacar la presencia de dos actrices fundamentales del género. Por supuesto, Naomi Tani, que aquí (y sin que sirva de precedente) no la atan con cuerdas, pero interpreta de nuevo a una mujer tradicional arrastrada hacia los mundos del sexo más pervertido; pero también la mucho menos conocida Meika Seri, esa actriz de rostro peculiar y cuerpo endeble que ha sido siempre una de mis debilidades. Meika Seri es un personaje punk del cine japonés, que se movió del pinku al cine industrial, pues era la prostituta que introducía en las drogas al Tetsuya Watari de la imprescindible Graveyard of Honor. Pero mucho más importante fue su magistral interpretación en Secret Chronicle: She Beast Market, de Noboru Tanaka, que bajo mi punto de vista es una de las cumbres del pinku y del cine japonés de los 70, donde la buena de Meika hacía de prostituta quinceañera rebelde en un ambiente de extrema pobreza y violencia. Así que tener a estas dos actrices en una película es una bendición.
Sobre el ripeo, lo saqué en su día de surrealmoviez. No sé si los links seguirán activos, así que si alguien no quiere esperar, puede bajársela de allí y ayudar a compartir (creo que soy la única fuente)
