A instancia del mismo Danyyyy, pegó aquí una crítica de Variety que representa lo que esta película causó en mí, al no solo verla, sino haber trabajado en ella alrededor de una semana con el subtítulo... saludos y ojala la disfruten como yo... rayorojo
ASFALTO AMARILLO
Director: DANNY VERETE
Con su mirada íntima a la cultura beduina israelí, "Yellow Asphalt" de Danny Verete es una antología conmovedora e intransigente de tres historias no relacionadas. Esta película ha tenido un lanzamiento limitado en Estados Unidos y continuará recorriendo festivales internacionales donde debería atraer más atención.
Por Leal Loewenstein
Con su mirada notablemente íntima a la cultura beduina israelí, un tema hasta ahora poco tratado, “Yellow Asphalt” de Danny Verete es una antología profundamente conmovedora y brutalmente intransigente de tres historias no relacionadas. Su sombrío fatalismo que recuerda al de “El círculo” de Jafar Panahi, “Asfalto amarillo” levanta el velo sobre el misterioso estilo de vida beduino y, como la película iraní, es particularmente evocadora al mostrar la desafortunada suerte de sus mujeres. Esta película ha tenido un lanzamiento limitado en Estados Unidos a través de New Yorker Films y continuará recorriendo festivales internacionales donde, dado el enfoque actual en la cultura del Medio Oriente, debería atraer más atención.
En los siete años que el cineasta israelí Verete pasó desarrollando “YellowAsphalt”, se aseguró la confianza y la participación de la tribu Jahalin que habita en el desierto, algunos de cuyos miembros aparecen en la película. Esto genera en consecuencia, que todo tenga una sensación palpable de autenticidad.
Su primer cuento, "Black Spot", comienza con un camión que avanza a toda velocidad por una carretera desierta. De repente, el camión choca con un joven beduino y su burro. Sin remordimientos, el conductor (Zevik Raz) y su conductor sustituto (MosheIvgi) arrojan al niño a un lado de la carretera y se preparan para irse cuando aparecen varios miembros de la tribu. Frenéticos de que los maten, los conductores proponen tentativamente una solución poco probable: en pago por la vida del niño, ofrecen la llanta de repuesto del camión. Aceptando silenciosamente la ofrenda, los miembros de la tribu se retiran a las colinas. Esta secuencia sobria y sin palabras es devastadoramente efectiva en su uso y evitación del sonido: el silencio está interrumpido solo por el motor en marcha del camión y los lamentos penetrantes de la madre del niño, que se queda sola para lidiar con su dolor.
El segundo episodio, "Here Is NotThere", es mucho más largo y complicado. Una mujer beduina, Tamam (Tatiana Blacher), es convocada para una reunión con los miembros de la tribu de alto nivel que han escuchado que ella es infeliz en su matrimonio con el autoritario Sliman (Abed Zuabi). Aunque Tamam quiere divorciarse de Sliman y huir con sus dos niñas pequeñas, los jefes tribales insisten en que se quede. Por la noche, sin embargo, se escapa, solo para ser seguida por el enfurecido Sliman a través de las colinas rocosas y las cuevas del desierto. Un breve flashback revela que Tamam, nacida en Alemania, fue enamorada por Sliman con la promesa de una vida muy diferente; en cambio, se ha convertido efectivamente en su sirvienta contratada. Hay un dolor conmovedor en el desesperado vuelo de Tamam y en el hecho de que las aparentemente interminables llanuras y mesetas del desierto simbolizan inesperadamente la trampa en lugar de la libertad.
El cuento final, "Techos rojos" es la historia del romance desafortunado entre Shmuel (Motti Katz), un israelí rico, casado y urbano, y su sirvienta beduina Suhilla (Raida Adon). Cuando se la ve a Suhilla besando a un hombre no identificado, su esposo beduino la golpea cruelmente. Sin embargo, al regresar a buscar ayuda a la casa de Shmuel, solo encuentra desdén. Completamente a la deriva, con la excepción de su compañero doméstico beduino Abed (HagitKeler), Suhilla contempla frenéticamente sus opciones, solo para darse cuenta de que no tiene ninguna.
Las tres historias señalan la desoladora desesperación de la existencia femenina beduina y la incompatibilidad de la vida israelí moderna con las antiguas tradiciones nómadas. Verete nunca se rebaja a respuestas fáciles y se las arregla para permanecer imparcial en todo momento, en lugar de condenar o venerar un estilo de vida u otro. “Yellow Asphalt” teje una hábil y compleja red de cuestiones éticas que deja al espectador pensando mucho después de que termina la película.
