¡Allzinerosos, que sois unos allzinerosos!
Si aguantas los primeros 50 minutos, pues la cosa tiene medio pase. Y eso no significa que la última parte sea buena, sino que es un poco menos aburrida. Porque la peli es tediosa, soporífera, con una imperdonable falta de imaginación. Es como si una empresa se diera cuenta de que hay unas sombrillas de playa que se venden bien e hiciera su versión barata, copiada, pero que te dura menos, te protege menos, se le van antes los colores, se la lleva el primer viento... un sucedáneo barato.
Molan tres cosas: los árboles, una rebeca color burdeos de punto inglés que la hermana mayor lleva puesta en una escena y que el padre está leyendo (o al menos tiene sobre una mesa) el libro
Perro callejero, de Martin Amis (para nada uno de sus títulos destacables).
Tiene una segunda parte que no pienso ver, pero al menos eso justifica que pasen por alto varias cosas que son muy significativas. Y todo apunta a que esos elementos serán los motores de la secuela, pero igual ni eso, porque he leído la sinopsis y nada de eso aparece.
En la presentación pone "junto con su amiga que es estudiante de metafísica" pero no es una chica, sino un chico. Igual la confusión viene porque el actor se llama Rama Putera
Los dos directores que han perpetrado esto firman películas como churros. Eso lo explica todo.
Si no tenéis nada más que ver, poneos la mascarilla y salid a dar un paseo.
