jidaigekipedia.comPerro de cazaHoy voy a repasar una de las películas más famosas del género, del Bakumatsu, y de Hideo Gosha. Cualquiera de los dos títulos por los que es conocida me parece lo bastante representativo;
Hitokiri significa "asesino" y
Tenchu quiere decir "castigo divino". Si bien no terminó de gustarme demasiado la primera vez que la vi hace varios años, como en tantas otras películas del director ha sido el segundo visionado el que me ha maravillado.
Toda la trama gira en torno a Izo Okami (Shintaro Katsu), un hombre que trabaja como asesino a las órdenes del clan Tosa. En su vida hay tres personas cuya influencia determina su evolución: Takechi (Tatsuya Nakadai), despiadado lider del clan que selecciona las misiones del protagonista; Ryoma, amigo de la infancia que intenta ofrecerle una visión más amplia del mundo; y Onimo (Mitsuko Baisho), la geisha con la que desahoga sus penas y comparte sus ambiciones.
El marco de la historia es el ideal para los relatos de samuráis, ambientando los hechos en medio del turbulento Bakumatsu, y haciendo que personajes ficticios interactúen con otros reales de la talla de Sakamoto Ryoma o Kaishu Katsu. Por su parte, Izo Okami es un inocente ignorante cuyo único talento consiste en matar. Obedece al perfil de samurái que está condenado a desaparecer con la restauración, pero su total desconocimiento de política y su fe ciega en Takechi le tienen confinado en un mundo irreal en el que sus deseos parecen posibles.
La actuación de Shintaro Katsu en mi primera toma de contacto con
Hitokiri me pareció excesiva, pero ahora, siendo justo, me veo en la obligación de rectificar y admitir que probablemente se trate de una de sus mejores interpretaciones. Monopoliza la cámara de principio a fin durante 140 minutos en los que le vemos luchar, gritar, correr, llorar, y sufrir. El acompañamiento de Nakadai se queda en eso, en un acompañamiento, y si no fuera por ser el actor que es, en esta ocasión nadie tendría por qué darle mayor importacia que a Yukio Mishima o a Yujiro Ishihara (Shimbei y Ryoma respectivamente).
Las escenas de acción son brutales, con un Katsu que llega a agarrar la empuñadura de su katana con ambas manos pegadas al borde inferior, como si arremetiera contra sus adversarios con un bate de beisbol. Los encarnizados combates muestran de vez en cuando desgarradoras imágenes que, por la proximidad de los cuerpos y las espadas, dan la sensación de que los hombres enfrentados bailan entre la vida y la muerte, hasta que uno de ellos consigue hundir la hoja en la carne del otro con mayor profundidad de lo que su rival lo hace en la suya.
En definitiva, me alegro de estar haciendo este repaso por mi filmoteca jidai-geki porque me permite volver a juzgar películas que no fui capaz de valorar en su momento, y películas que quizás me entusiasmaron de más. Esta es un imprescindible indiscutible.