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A ver, edito porque me siento obligado a comentar algo. Y no es fácil. Me ha parecido un tremendo peliculón. La he visto tres veces (en su momento, cuando pensé en traducirla y traduciéndola) y sus 10 horas me siguen pareciendo pocas. Las 10 horas que dura son además un modo narrativo, son una parte esencial de cómo decide Lav Diaz que quiere contar la historia. Y es apasionante. Y eso que comprendo que habrá quien la quite en el primer plano secuencia de 25 minutos viendo cómo se acerca un carro tirado por una vaca.
Con algo de parábola bíblica (aunque, más allá de sus respectivos calvarios, el
Libro de Jeremías y las peripecias de nuestro Heremias apenas comparten nada), la película me ha parecido emocionalmente perturbadora. Por supuesto, tiene esa cosa telúrica, orgánica, del cine de Diaz, esa naturaleza en blanco y negro, esas lluvias torrenciales. Pero además tiene un presentimiento aciago que te va creciendo, que te va perturbando. ¡¿Qué coño haces, Heremias?!
anikiba comentaba en el hilo de la fiesta una conexión Trier-Diaz, y yo le contestaba hablando de cómo muchas de las cosas que planteaba Trier en su Dogma, Diaz las emplea de manera natural, porque posiblemente no tiene más recursos. Y porque quiere: ¿un flashback? Olvídalo. ¿Un plano contraplano en una conversación? Tío, sólo tengo una cámara. ¿Una banda sonora? Mejor que cante un personaje...
¿Os acordáis de una batalla en
Juego de Tronos en la que no se veía nada porque era de noche? Luego el director dijo que quería que fuera así, que en una batalla de noche no se ve nada. Pues aquí hay la tira de minutos nocturnos sin más iluminación que una fogata o un farolillo y tampoco se ve gran cosa. Y es perfecto.
La habilidad, la poética y la lírica de este director son la hostia. De verdad.
(luego me animo y sigo)
Lo dicho: voy a hacer el comentario de a poquitos.
Es tan hábil Diaz... En esta película en realidad apenas pasan cosas. Apenas pasan cosas para un metraje normal, así que imaginad para este metraje. Y precisamente eso es lo que le da una enorme envergadura al drama. Me cuesta imaginar esta historia contada en 120 minutos y con la misma carga emocional. Porque es el tiempo físico, el tuyo como espectador, el que te permite exasperarte, tener inquietud ante el desenlace, estar extrañado ante lo que ves... empatizar con el protagonista al punto de enfadarte con él por ser tan pánfilo.
Y bajo todo esto, que es la relación entre la trama y el cómo contarla, subyace la Filipinas de Lav Diaz, el costumbrismo, el relato de la pobreza, el retrato social que va permeando poco a poco todo su cine. Y es que Filipinas es fascinante también, y cuanto más conozco de su historia y cultura, más fascinante me resulta.
(venga, luego si tal sigo otro rato)