Amigos, no me resisto a reproducir en grande el cartel ("afiche" mejor, que siempre me gustó la palabra) de esta película, que como la gran mayoría de los que acompañaron a los filmes producidos por el ATG merece que le prestemos atención, y no sólo a su parte artística, sino a la información que nos brinda, porque el shamisen es importante (si os gusta cómo se lamenta el instrumento en el folclore japonés, no os la podéis perder):
Y ahora sí, unas capturas al uso:
Es otra maravilla de Kôichi Saitô, y si superáis un comienzo en el que no está claro qué te están contando, seréis generosamente recompensados. Y no cuento más, porque ya me veo destripando el argumento...
Pero también hay cierta búsqueda de uno mismo, de hacer lo correcto, y cierto intento de recuperación del pasado.
Una preciosidad a la altura del afiche.