Hola, amigos.
Se me pasó comentar ésta. Aprovecho que veo el hilo.
Algo tiene China de escenario perfecto para un nuevo cine, ya sea realismo, ficción, ciencia ficción... Últimamente películas como
A Touch of Sin (todo el cine de Zhangke Jia en realidad),
All Tomorrow's Parties o esta misma parecen crecer gracias a unas localizaciones imposibles, a veces marcianas, a veces desoladas, a veces increíblemente degradadas o superpobladas, en las que cualquier situación cobra una verosimilitud difícil de imaginar en otro sitio. Una gozada.
Por otra parte, esta suerte de cine negro y realismo social deja claro que el cine no es únicamente lenguaje literario, del que se ha abusado hasta la saciedad en detrimento del lenguaje secuencial. La ausencia de la tan manida voz en off es ya un logro y un valor. Es verdad que en la tradición del cine negro hay una cantidad de poderosísimas novelas adaptadas que no serían lo mismo sin ese exceso de narración (Chandler, Hammet y demás clásicos de la época de la depresión yanqui), pero no quiero ni imaginarme esta gran película con una voz narrativa tan explícita como aquellas.
El con frecuencia petulante, excesivo y vacuo Mamoru Oshii tiene una obra imprescindible,
Talking Head, en la que cuenta con tremenda habilidad lo que al cine le supuso la incorporación de la voz: antes de eso, los personajes se expresaban en sus acciones; después, puedes conocer perfectamente la personalidad de un personaje aún antes de que haya hecho nada. Y esta película parece darle la razón, porque explota perfectamente el silencio, y eso le otorga al espectador una posición especial frente al filme; una que me gusta mucho más.
Me he ido por las ramas. No es infrecuente en mí.
No dejéis de verla, porque está magníficamente escrita, contada e interpretada.