Y llegué a la segunda parte.
Y sí, va de fantasmas la cosa.
Esta segunda parte se muestra más estilizada que la anterior.
Se sigue jugando con el clima opresivo y represivo, pero esta vez la violencia se desplaza, se vuelve horizontal.
La historia, igual que la anterior es simple (es parte de la gracia, creo) pero se las rebusca para confundir un poco.
Y aunque parece querer ocultar lo ocurrido, lo cierto es que no se esfuerza demasiado.
Es obvio lo que ocurre y como dijo alguna vez dinner.table, los últimos 25 minutos son arrolladores.