jidaigekipedia.comEl Dios del infiernoDe título original Burai-Hikae masho no hada, la novena entrega de la saga la dirige Kazuo Ikehiro, una verdadera garantía a la hora de enfrentarnos a un chambara clásico. Su firma es más que evidente desde la misma introducción, en la que narra el origen de Nemuri sobre un fondo completamente negro. Ese estilo de arranque ya lo había utilizado tres años antes en Zatoichi and the Chest of Gold, aunque aquellas imágenes eran de acción.
Sinopsis: Shurinosuke Asahina recibe el cometido de trasladar una valiosa estatua de oro de la virgen María desde Edo hasta la casa de su nuevo custodio. Sabedor de que un grupo de cristianos intenta castigarle por la persecución que llevó a cabo en el pasado, decide pedir ayuda a Nemuri Kyoshiro, ofreciéndole a cambio incluso la virginidad de su hija Chisa. En principio el ronin se niega, pero su contacto con Asahina es motivo suficiente para ponerle en el punto de mira de los radicales.
El rival de altura de A Trail of Traps se llama Ukon Saegusa, y está genialmente interpretado por Mikio Narita. Su caracterización seguramente se basa en Shiro Amakusa, el líder de la revuelta cristiana de Shimabara, y sus propios hombres parecen supervivientes de la masacre. Ahora se encomiendan a un Dios del infierno llamado Giabo.
El Nemuri de esta película se comporta con más desdén que nunca. No le interesa absolutamente nada, y comenta que no desea relacionarse ni con familiares, ni con amistades, ni con mujeres. Destaca su mención al hecho de que estuvo enamorado, y por la forma en que lo dice se diría que lo que pasó justifica su actitud presente. Desde luego motivos no le faltan para despreciar a las mujeres, ya que en la mayoría de sus encuentros acaba esquivando la punta de una espada que atraviesa el suelo. Es una escena que se ha convertido ya en una marca de identidad de la saga, tan representativa como la de los dados en Zatoichi.
Se da por hecho que un chambara de Kazuo Ikehiro va a tener buenas coreografías de acción, pero aún así me han sorprendido. En la escena que seguramente inspira el título internacional, donde el protagonista se ve rodeado de trampas en un bosque, es donde desenvaina por primera vez su wakizashi. En combinación con su katana Masamune, su técnica de combate se convierte en un torrente de velocidad y precisión sin igual. De hecho, el Corte de Luna Llena brilla por su ausencia hasta el enfrentamiento final, durante el que se realiza dos veces seguidas en continuo movimiento.
El acompañamiento musical estilo western, la excelente fotografía, y el detalle de los escenarios, hacen de A Trail of Traps una entrega de entretenimiento tan buena como su predecesora. Altamente recomendable tanto para los que siguen la saga como para los que no.