Pocos directores pueden hacer tanto con tan pocos recursos. A Kinoshita solamente le bastan dos actores y el Japón rural para contarnos una historia de amor-odio entre una pareja. Algunos acontecimientos se desarrollan en Hamamatsu, ciudad natal del director. La película es una especie de "road movie" en la que Kinoshita aprovecha para enseñarnos la gran belleza del Japón rural. Solamente habían pasado unos años del fin de la guerra, la película también se desarrolla en éste marco temporal por lo que el director incide un poco en las funestas consecuencias. Pareciera como si el director quisiera hacer un ejercicio experimental con los numerosos primeros y primerísimos planos que hace. Me pareció una buena película sobre las "relaciones imposibles", en las que te metes de lleno pero no sabes cómo salir.