Mi razonamiento va un poco más en el sentido que dice Famio, de que se ha establecido una suerte de estándar de duración extra, y que, lejos de ser un problema cinematográfico, es un problema de mercado, algo así como las bebidas gaseosas que ofrecen "Un litro y medio por el precio de un litro". Obviamente no se trata de trazar una línea al respecto, y es cierto que algunas películas realmente ameritan una extensión mayor.
Orson Welles decía que él jamás entraría a un cine a ver una película que supere las dos horas, y sostenía que cualquier cosa que se cuenta en dos horas se puede contar en una hora y media si el director y el guionista son buenos. Y la verdad es que estoy bastante de acuerdo. En mi experiencia personal, son muy pocas las películas que se sostienen sin fisuras ni artilugios por encima de las dos horas.