Bien, una película intrascendente. ¿Intrascendente? Bueno, no tanto. Digamos mejor que se las quiere dar de trascendente, pero se le ve venir de lejos, y no cuela. El guionista quiere añadir una explicación a las acciones del protagonista basada en una filosofía de mercadillo, y lo peor es que lo notan incluso los propios actores.
Pero empecemos por el principio. Película de acción de finales de los 90, con sus ensaladas de tiros y sus coreografías de artes marciales. El argumento, muy sintetizado: un asesino a sueldo atormentado suele desahogarse llamando a un programa de radio, aunque sin contar los detalles de su "actividad". Antiguo policía, acabó en su negocio actual por culpa de un antiguo compañero que le preparó una trampa que le obligó a pasar 6 años en la cárcel. Su único aliciente es deleitarse espiando a una vecina que, oh casualidad, trabaja en la policía analizando los escenarios de los crímenes que él va cometiendo. El último trabajo que decide aceptar antes de retirarse le lleva a enfrentarse no sólo a la mafia local, sino también a su antiguo compañero, convirtiéndose en una venganza personal. Pero por desgracia, su vecina también se verá involuntariamente expuesta a la violencia desatada...
Para aquellos que vayan buscando una intriga convincente, o un drama de gran profundidad, está claro que ésta no va a ser su película. Es el típico argumento modificado de "The Killer" que ya se ha visto bastante. Por el contrario, sí que son destacables las escenas de acción, con unas coreografías muy espectaculares y elaboradas, y al mismo tiempo con la rapidez característica del cine de Hong-Kong de los 90. A muchos les recordará a John Woo, con esos duelos de pistolas dobles y esos cientos de objetos que saltan por los aires.
Lo que he comentado al principio es lo que, en mi opinión, devalúa a la película. De vez en cuando, el protagonista cuela un monólogo, incluso en el final de la película, como para justificar sus acciones, que es de vergüenza ajena. También es lamentable que se pretenda justificar un síndrome de Estocolmo con un par de escenas de "buenismo" del asesino con su rehén, como quien dice. Conviene obviar, pues, sus motivaciones y todo el rollo psicológico que se marca, no hacerle ni caso, y concentrarse en la acción pura y dura, que de eso hay un rato.
Donnie Yen está normalito cuando está quieto, y estupendo cuando dispara o suelta patadas. Y además dirige, o eso parece. El resto sirven para 2 cosas: o para figurar, o para recibir hostias. Lo cual no está mal, porque al fin y al cabo, así nos centramos en lo que interesa.
Por tanto, si te gustan las películas de acción, los heroic blood-shed y sucedáneos, le corresponde un Ver, con algunas escenas muy buenas, aunque ninguna pasará a la historia. Si ese tipo de escenas te interesan menos, entonces un Ver si no hay otra cosa, y casi que hay muchas películas mejores como para perder el tiempo aquí.
