Inmenso Naruse. Y gran rentrée de Hideko Takamine después de varios años: ya habían hecho juntos la de Hideko la cobradora (1941) y la de los descendientes de Uroshima (1946) o como se llame el gritón favorito de Danyyyy
Cuando empecé a re-ver esta de Inazuma/Relámpago, al ver a Hideko de guía autobusera pensé que era un guiño a la peli de 1941 y una nueva muestra de humor narusiano (como en otra que veía el otro día, que a media película aparece un cartel de "FIN" ocupando toda la pantalla... y luego resulta que es porque los protas han ido al cine
me imagino al público presuroso ya levantándose de las butacas y.... ¡toma corte!
). Pero bueno, se supone que el guión sigue una novela de Fumiko Hayashi y no creo que lo de la cobradora-guía sea un añadido del director.
Estaba pensando que el
gran Naruse empieza por aquí, en los 1950. Al contrario que lo que dijo hace tiempo oladoctornick, creo que en un amago de troleo. Es verdad que antes tiene pelis deliciosas, pero es otro nivel. El Naruse descarnado y que duele, y que duele como lo hace sólo cierta forma de arte grande, es el Naruse maduro. Repast/Almuerzo es el heraldo de esta fase, pero Inazuma a mí me impacta más y ahora mismo la nombraría la gran obertura de ese período de Naruse.
Lo que sí es una muestra de humor narusiano es hacer o permitir que Hideko saque la lengua una vez más: una marca de la casa de la Takamine que comienza en
Las hermanas Munekata de Ozu y que reaparecerá en otras pelis
Un pequeño comentario a Maurazos, «crítico» del pasado allzinero con el que a menudo coincido, pero con el que esta vez discrepo:
Gran drama narusiano, con tema social típico de la época (véanse las pelis de Ozu), de chica moderna con padres caducos que la quieren casar (eterna obsesión nipona).
No tan típico: aquí no hay «padres», sino sólo madre, y ante todo familia, mediohermanos. Y el gran tema no creo que sea la tradición (de casamientos por conveniencia) sino más bien la descomposición de la tradición: es una familia desestructurada, en la que la madre tuvo hijos de maridos sucesivos, y los hijos han salido todos «mal»: de los varones, uno es un jugador inútil; el otro, un borracho cornudo; la hermana mayor, cornuda también, y se queda viuda y encima tonta pagando al hijo de la amante del difunto. Frente a esto, Hideko hace de «bicho raro» y se rebela, sí, contra una tradición... en avanzado estado de putrefacción. Y anda que el noviete que le quieren encolomar... (Eitaro Ozawa con su japo-Vespa
)